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El síndrome de burnout y la
ideación suicida en estudiantes
universitarios
García Cruz, Josefina Arimatea; Camac
Tiza, Maria Maura; Mora Santiago, Ruben
José; Garrido Huaylinos, Luisa Rosario;
Huaman Fernandez, Jackeline Roxana;
Salazar Huarote, José Luis; Oré Cabrera,
Fidencio
© García Cruz, Josefina Arimatea; Camac
Tiza, Maria Maura; Mora Santiago, Ruben
José; Garrido Huaylinos, Luisa Rosario;
Huaman Fernandez, Jackeline Roxana;
Salazar Huarote, José Luis; Oré Cabrera,
Fidencio, 2025
Primera edición (1ra. ed.): Noviembre,
2025
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EDITORIAL MAR CARIBE
SÍNDROME DE BURNOUT Y LA IDEACIÓN SUICIDA EN
ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS LATINOAMERICANOS
COLONIA DEL SACRAMENTO, URUGUAY
2025
3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 6
CAPÍTULO I ............................................................................................................. 11
SÍNDROME DE BURNOUT EN DOCENTES Y ESTUDIANTE ....................... 11
1. Síndrome de Burnout ...................................................................................... 11
1.1 Aspectos conceptuales del Síndrome de Burnout. ................................ 14
1.1.2 Burnout Académico. ............................................................................... 16
1.1.3 Algunos modelos explicativos. ........................................................ 18
1.2 Modelos de Burnout aplicados a los docentes. ............................................. 21
1.2.1 Modelo Blase ............................................................................................ 21
1.2.2 Autoeficacia Percibida. ........................................................................... 22
1.2.3 Experiencias Propias............................................................................... 22
1.2.4 Burnout en las universidades. ............................................................... 25
1.2.5 Burnout en las Organizaciones. ............................................................ 26
1.2.6 Bienestar estudiantil y trabajo social .................................................... 28
CAPÍTULO II ............................................................................................................ 30
MODELOS DE INTERVENCIÓN APLICADOS AL BURNOUT DESDE EL
TRABAJO SOCIAL .................................................................................................. 30
2. Modelo de intervención en crisis. .............................................................. 31
2.1 Modelo Psicodinámico. ............................................................................. 32
2.2 Modelo de redes y en los sistemas de apoyo. ....................................... 34
2.3 Burnout en el ámbito educativo en diferentes regiones de
Latinoamérica. .................................................................................................. 35
2.4 El Burnout y los Riesgos Psicosociales.................................................... 43
4
2.5 Algunas experiencias de trabajo social en síndrome de Burnout. ...... 49
2.6 Riesgo de Burnout en Docentes Universitarios. .................................... 51
CAPÍTULO III........................................................................................................... 60
EL BURNOUT EN LAS UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS ............. 60
3. Agotamiento Académico en Estudiantes Universitarios. ............................... 60
3.1 Grupo de Estudiantes con Burnout. ............................................................... 63
Tabla 2.1 ................................................................................................................. 64
Característica de la muestra de estudiantes. .................................................... 64
Tabla 2.2 ................................................................................................................. 65
Resultados del Burnout Académico y sus Dimensiones ................................ 65
Tabla 2.3 ................................................................................................................. 66
Burnout académico y variables sociodemográficas y académicas................ 66
3.2 Prevalencia de Burnout Académico en estudiantes universitarios en Perú
.................................................................................................................................... 66
3.3 Algunos síntomas relacionados con el Burnout en estudiantes
universitarios colombianos. .................................................................................... 69
3.4 Estudiantes de diversos programas académicos universitarios. ................ 75
Tabla 2.4 ................................................................................................................. 79
Tabla 2.5 ................................................................................................................. 81
CAPÍTULO IV .......................................................................................................... 82
DIMENSIONES DEL SÍNDROME DE BURNOUT ACADÉMICO .................. 82
4. Impacto del Burnout en el Desarrollo Profesional. ......................................... 84
4.1 Síndrome de Burnout y calidad de vida profesional y estilos de vida de
los profesores. ........................................................................................................... 86
5
4.2 Prevalencia de Burnout en Profesores. ........................................................... 87
4.3 Burnout en estudiantes de Ciencias de la Salud. .......................................... 92
Tabla 2.6 ................................................................................................................. 97
Variables, Dimensiones, Categorías del Burnout en estudiantes de Ciencias
de la Salud. ........................................................................................................... 97
Figura 2.1 ............................................................................................................. 101
El Burnout ........................................................................................................... 101
Figura 2.2 ............................................................................................................. 104
Métodos y Hallazgos de la investigación ....................................................... 104
Figura 2.3 ............................................................................................................. 106
Afrontamiento .................................................................................................... 106
CONCLUSIÓN ....................................................................................................... 110
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 115
6
INTRODUCCIÓN
Si bien el agotamiento se asoció inicialmente con profesiones que
requieren interacciones interpersonales, se ha reconocido que esta condición
puede ocurrir en varios contextos, incluidos los académicos. En el contexto de
la educación universitaria, los estudiantes enfrentan numerosas exigencias
académicas, incluidos exámenes, tareas, presentaciones e informes, que
pueden afectar negativamente su ajuste psicosocial y su salud mental. La
situación puede empeorar aún más si las demandas se vuelven abrumadoras
y los estudiantes carecen de estrategias de afrontamiento efectivas. Además,
la prevalencia del agotamiento entre los estudiantes puede verse influenciada
por la falta de apoyo y recursos proporcionados por las universidades.
Los recursos insuficientes, las estrategias de enseñanza ineficaces
empleadas por los instructores y la presencia de dinámicas negativas dentro
del entorno educativo pueden contribuir al deterioro del bienestar mental de
los estudiantes. En resumen, el agotamiento es un fenómeno que se extiende
más allá de las profesiones que involucran interacciones interpersonales y
también puede afectar a los estudiantes en entornos académicos. El impacto
negativo del agotamiento en la salud mental y el funcionamiento general de
las personas destaca la importancia de abordar este problema e implementar
estrategias para prevenir y manejar el agotamiento entre profesionales y
estudiantes por igual.
El síndrome de burnout, que fue descrito por primera vez por
Freudenberger en la década de 1970 y desarrollado por Maslach una década
después, se refiere a un estado de fatiga y agotamiento que experimentan
principalmente los profesionales que realizan trabajos que implican
interactuar con personas, como maestros, médicos, policías, enfermeras y
psicólogos. En los últimos años ha habido un creciente interés por estudiar
este fenómeno debido a su importante impacto en el bienestar físico y
psicológico de los individuos, así como en su vida familiar, laboral y social.
7
Otro mecanismo de afrontamiento que las personas pueden emplear es
el afrontamiento de evitación. Esto implica evitar o distanciarse
conscientemente de la situación estresante. Esto se puede lograr tratando de
dejar de pensar en el factor estresante o distrayéndose con otras actividades o
acciones. Si bien esto puede proporcionar un alivio temporal, no aborda las
causas subyacentes del estrés y, en última instancia, puede contribuir a
aumentar los niveles de agotamiento. La importancia de esta investigación
radica en su exploración del desgaste académico en un contexto específico:
una universidad pública en Madre de Dios, Perú. Se han realizado
investigaciones limitadas a nivel local y regional sobre este tema, por lo que
es crucial comprender cómo el agotamiento académico afecta a los
estudiantes en este entorno particular.
Al obtener información sobre la prevalencia del agotamiento y sus
factores asociados, se pueden desarrollar e implementar medidas preventivas
y correctivas para reducir su incidencia y mejorar el bienestar de los
estudiantes. En última instancia, el objetivo es crear un entorno que permita a
los estudiantes prosperar académicamente y mejorar su calidad de vida y
bienestar psicológico en general. Se han realizado numerosos estudios para
investigar la prevalencia del desgaste académico entre los estudiantes
universitarios. Estos estudios han informado consistentemente una
prevalencia significativa de agotamiento, que va desde niveles moderados a
altos. Los investigadores también han tratado de identificar los factores que
pueden estar asociados con el agotamiento académico.
Si bien los hallazgos no son del todo concluyentes, los estudios han
sugerido que ser mujer, pertenecer a grupos de edad más jóvenes, estar en el
primer y último año de estudios, y trabajar y estudiar simultáneamente
puede aumentar la probabilidad de experimentar desgaste profesional
durante la vida universitaria. Un factor que contribuye al agotamiento
académico es la situación estresante en la que se encuentran los estudiantes.
Esto puede ser causado por varios factores, como la alta carga de trabajo, la
competencia intensa y la presión para tener un buen desempeño académico.
8
Cuando se enfrentan a estos factores estresantes, las personas pueden
experimentar agotamiento emocional, falta de motivación y sentimientos de
cinismo o desapego hacia sus estudios.
Para abordar este problema, es fundamental contar con información
actualizada y concientizar a los internos y profesionales de la salud sobre la
presencia de estos factores de riesgo y el potencial desarrollo de
enfermedades mentales como tendencias suicidas y síndrome de burnout. Es
esencial que las autoridades implementen medidas preventivas y brinden
detección temprana y estrategias de manejo adecuadas para apoyar a los
pasantes en su camino hacia convertirse en médicos. Una consecuencia de
estos estresores es el síndrome de burnout, que ocurre cuando los pasantes
tienen una respuesta inadecuada al estrés que enfrentan en su ambiente de
trabajo.
Se caracteriza por sentimientos de agotamiento emocional,
despersonalización y falta de realización personal. Los internos con síndrome
de burnout también tienden a evaluarse negativamente; otro posible
resultado es la depresión y, si no se detecta y trata a tiempo, puede conducir a
un mayor riesgo de suicidio. Desafortunadamente, ha habido casos de
estudiantes del área de la salud que se han quitado la vida en los últimos
meses, lo que pone de manifiesto la gravedad del problema. Durante su
pasantía médica, los pasantes de medicina humana experimentan un período
de transición en el que pasan de ser estudiantes a convertirse en médicos.
Esta fase los expone a diversas situaciones estresantes, incluida la
inestabilidad en su vida personal, social y profesional, lo que puede conducir
a una mala adaptación. Los internos están constantemente en estrecha
proximidad con diferentes pacientes, lo que genera el temor de contraer
enfermedades; también enfrentan el desafío de mantener un alto nivel
académico, entre otras presiones. Si no se adaptan adecuadamente a estos
desafíos, su bienestar emocional y psicológico puede verse en riesgo,
impactando negativamente en su desempeño académico y profesional.
9
La prevalencia del síndrome de burnout varía a nivel mundial,
particularmente a la luz de la actual crisis de covid-19; cada país enfrentó sus
propios desafíos y circunstancias, lo que lleva a diferentes tasas de
agotamiento entre los profesionales de la salud. Los profesionales de la salud
enfrentaron numerosos desafíos a diario, especialmente durante la pandemia
de covid-19. El aumento de pacientes requiere que los médicos internos
brinden la mejor atención posible, lo que los puso en alto riesgo de infección
y expuso a sus familias al virus. Esta exposición constante al peligro y la
presión para realizar sus funciones con eficacia puede conducir al
agotamiento físico y emocional, lo que resulta en el síndrome de burnout. El
psiquiatra Freudenberger define el síndrome de burnout como una sensación
de desesperanza y pérdida de interés en el trabajo, a menudo experimentada
por personas que están inmersas en profesiones orientadas al servicio.
Estudios realizados en varios países han puesto de manifiesto la
prevalencia del síndrome de burnout entre los profesionales sanitarios; en los
Estados Unidos, más de la mitad de los médicos experimentan agotamiento
emocional, despersonalización y disminución de la realización personal. En
Ecuador, más del 90% de los médicos y enfermeras reportaron niveles
moderados a severos de agotamiento durante la pandemia. Hallazgos
similares se observaron en Colombia, donde el 45% de los médicos generales
y el 80% de los residentes y estudiantes de medicina interna sufrieron
burnout. En Medellín, el 67% o más de las enfermeras experimentaron niveles
moderados a altos de agotamiento. En Lima, Perú, un estudio encontró que el
46% del personal de salud tenía un nivel alto de burnout, mientras que el 40%
tenía un nivel medio.
El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de
agotamiento profesional o síndrome de fatiga en el trabajo, fue reconocido
por la Organización Mundial de la Salud como factor de riesgo laboral en el
año 2000. No solo afecta la salud mental y la calidad de vida de los
profesionales sanitarios, sino que también supone un riesgo para sus vidas.
La organización del trabajo y el estrés juegan un papel importante en la
10
contribución al estrés relacionado con el trabajo, que puede tener efectos
perjudiciales en el bienestar físico y psicológico de los trabajadores de la
salud y, en última instancia, afectar su rendimiento.
11
CAPÍTULO I
SÍNDROME DE BURNOUT EN DOCENTES Y ESTUDIANTE
1. Síndrome de Burnout
El mundo entero se enfrentó a un contexto de distanciamiento social
debido a la pandemia del covid-19, bajo este escenario, los docentes se vieron
obligados a trabajar desde casa, confiando en los recursos informáticos para
lograr resultados similares a los de un entorno presencial tradicional. Este
cambio repentino provocado por la pandemia ha creado desafíos y estrés
adicionales para los maestros mientras se esfuerzan por mantener una
educación de calidad. El síndrome de burnout, también conocido como
síndrome de agotamiento profesional, es un fenómeno ocupacional
reconocido que puede afectar a las personas que trabajan en campos
profesionales (OMS, 2019). Este síndrome se caracteriza por agotamiento
mental y físico, lo que puede conducir al desarrollo de enfermedades crónicas
(López y Zacarías, 2020).
Se cree que el síndrome de burnout es causado principalmente por el
estrés crónico en el lugar de trabajo, lo que resulta en una respuesta extrema
de las personas. Esto, a su vez, puede tener consecuencias personales para el
individuo afectado y también impactar en la organización y su entorno. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define el síndrome de burnout
como una enfermedad crónica que se deriva de un manejo inadecuado del
estrés en el lugar de trabajo (OMS, 2019). De manera similar, el síndrome de
agotamiento académico, o síndrome de agotamiento en los estudiantes,
prevalece en el entorno académico y tiene repercusiones tanto individuales
como sociales. Es importante reconocer que los estudiantes de educación
superior a menudo experimentan un alto nivel de estrés académico debido a
las exigencias que se les imponen. El síndrome de burnout en los estudiantes
se desencadena por las presiones del entorno educativo, que requieren un
12
esfuerzo importante por parte del estudiante para adaptarse; la forma en que
un estudiante gestione estos esfuerzos de adaptación determinará su
experiencia de aprendizaje y su satisfacción personal; si no se gestiona
adecuadamente, puede provocar agotamiento y frustración (Picasso, 2012).
Si bien existen numerosos estudios sobre la medición del burnout en
docentes y estudiantes de niveles de educación superior, faltan
investigaciones sobre el contexto específico de la educación virtual en
Arequipa y las estrategias de intervención necesarias. Este estudio tiene como
objetivo abordar esta brecha al examinar los niveles de agotamiento
experimentado por docentes y estudiantes, brindando información valiosa
para la institución y facilitando la implementación de proyectos de
intervención para mejorar la calidad de vida de los docentes. Además,
aportará conocimientos teóricos y científicos para analizar esta realidad desde
la perspectiva del trabajo social. El objetivo principal de este estudio es medir
el nivel de síndrome de burnout en docentes y estudiantes que participan en
la educación virtual y posteriormente analizar los hallazgos desde el punto de
vista del trabajo social. Este análisis permitirá el desarrollo de proyectos de
intervención más efectivos destinados a mejorar la calidad de vida de
docentes y estudiantes. El campo del trabajo social tiene como objetivo
generar cambios que mejoren las capacidades de las personas, los grupos y
las comunidades para satisfacer sus necesidades, superar obstáculos,
promover el bienestar social y mejorar la calidad de vida de las personas en
un área determinada (Barranco, 2004).
Ante esto, es crucial evaluar el nivel de síndrome de burnout vivido en
una institución de educación superior de Arequipa, particularmente con
relación a las clases no presenciales durante la pandemia. Esta evaluación es
importante desde la perspectiva del trabajo social, ya que permite una
comprensión integral e innovadora de este fenómeno, lo que permite
implementar estrategias de intervención efectivas en la promoción,
prevención y manejo del burnout. No abordar este problema puede tener
impactos negativos en la calidad de vida tanto de los docentes como de los
13
estudiantes, así como en su bienestar cognitivo, emocional, actitudinal,
conductual y psicosomático. El año 2019 ha traído consigo una serie de
problemas que afectan específicamente a los docentes, lo que se traduce en
frustración y altos niveles de tensión emocional, lo que en última instancia
conduce a un aumento del estrés en su trabajo (Rodríguez y Rivas, 2011).
Además, los estudiantes de la sociedad actual se enfrentan al desafío del
aprendizaje a distancia, que genera cambios en sus métodos de aprendizaje,
interacciones sociales, actividades y enfoque general de la vida; estos cambios
pueden someterlos a mayores niveles de confusn y estrés.
La importancia de este estudio radica en su capacidad para detectar y
abordar el síndrome de burnout en docentes y estudiantes durante la
pandemia de Covid-19. Al identificar los niveles de agotamiento, podemos
prevenir futuros problemas de salud mental y física y abordar cualquier
dificultad en el trabajo y el desempeño de los estudiantes. Esta investigación
también proporcionará información valiosa para la creación de proyectos de
intervención y estrategias de prevención. Es crucial que los trabajadores
sociales investiguen los riesgos psicosociales, como el síndrome de burnout,
en las instituciones educativas para poder intervenir de manera efectiva.
Además, este estudio es significativo porque analiza el síndrome de burnout
en un contexto único de aprendizaje remoto para carreras técnicas.
Contribuirá al conocimiento científico y proporcionará información
actualizada para futuros estudios y toma de decisiones. Además, dado que el
síndrome de burnout no se ha estudiado de manera extensa en el contexto de
la educación a distancia y el trabajo social, esta investigación es relevante y de
interés social. También es profesionalmente relevante para los trabajadores
sociales en instituciones educativas, ya que brinda la oportunidad de Mejorar
el bienestar general y la felicidad tanto de los educadores como de los
alumnos, en última instancia, los resultados de este estudio beneficiarán al
Instituto al permitir el desarrollo de programas de prevención y promoción
para reducir el síndrome de burnout en docentes y estudiantes, mejorando así
su bienestar general y rendimiento académico.
14
1.1 Aspectos conceptuales del Síndrome de Burnout.
Es crucial que los trabajadores sociales investiguen los riesgos
psicosociales, como el síndrome de burnout, en las instituciones educativas
para poder intervenir de manera efectiva. Casi al mismo tiempo, en 1976, el
psicólogo social Maslach llevó a cabo una investigación sobre cómo las
personas se enfrentan a la excitación emocional en el lugar de trabajo. Sus
estudios se centraron en las estrategias cognitivas de deshumanización e
indiferencia como medio de autodefensa. Mientras que Freudenberger y
Maslach fueron fundamentales para revelar el concepto de agotamiento,
Schwartz y Will (1953) habían descrito previamente el síndrome como un
sentimiento de baja moral y desapego entre las enfermeras que trabajan en un
hospital psiquiátrico, aunque carecía de rigor científico, el estudio de
Schwartz y Will tenía un valor heurístico significativo.
El estudio del síndrome de agotamiento profesional, también conocido
como "Burnout", se originó con el psicólogo Freudenberger (1974), quien
ejercía el psicoanálisis en Nueva York. A través de sus observaciones,
Freudenberger notó que sus colegas experimentaban un bajón emocional y
una pérdida de motivación durante su jornada laboral. Esta caída emocional
duró aproximadamente un año y estuvo acompañada de síntomas físicos y
mentales. Freudenberger acuñó el término "Burnout" para describir este bajón
emocional, comparándolo con los efectos del abuso de drogas.
El síndrome de burnout es un estado en el que los individuos
experimentan agotamiento como resultado de un trabajo intenso, hasta el
punto de que descuidan sus propias necesidades y llegan a estar
completamente agotados o "quemados" por su excesiva dedicación a su
trabajo (Freudenberger, 1974). Freudenberger (1977) también señaló que este
síndrome es "contagioso", ya que las personas con agotamiento pueden
afectar negativamente a sus colegas con su cinismo, desesperación y letargo.
Esto no solo perjudica a las organizaciones a corto y mediano plazo, sino que
también crea una sensación general de desánimo. Savicki (1979) incluso
15
comparó este síndrome con el sarampión por sus efectos negativos y
contagiosos.
La conceptualización de Cooper (1998) sobre el desgaste profesional o
burnout identifica tres dimensiones clave. La primera dimensión es el
agotamiento emocional, que se refiere a la sensación de cansancio y
agotamiento emocional resultante de las exigencias del trabajo. Esto conduce
a una reducción en la capacidad de uno para conectarse con colegas a nivel
personal y psicológico. Se puede observar a través de indicadores como
sentirse agotado al final de la jornada laboral o emocionalmente agotado. La
segunda dimensión es la despersonalización, que implica desarrollar
actitudes negativas y cínicas hacia los compañeros. Esta deshumanización se
produce como consecuencia del agotamiento emocional que experimenta el
trabajador. Los signos de despersonalización incluyen tratar a los compañeros
como objetos impersonales o mostrar sentimientos insensibles hacia ellos.
Maslach y Pines (1977) sugieren que los clientes perciben a los
profesionales que están quemados como fríos y cínicos, lo que resulta en un
trato despectivo. La tercera dimensión es la falta de realización personal,
caracterizada por una autoevaluación negativa y una disminución en la
búsqueda del éxito laboral y sentimientos de logro. Las personas que
experimentan esta dimensión están insatisfechas consigo mismas y con su
percepción de falta de habilidades y contribuciones a la vida de sus
compañeros de trabajo o clientes. Los indicadores de falta de realización
personal incluyen sentimientos reducidos de motivación, una disminución en
el logro de cosas beneficiosas para la profesión y una menor creencia en hacer
contribuciones positivas a la vida de los demás.
Cuando se trata del síndrome de desgaste profesional en el campo de
la educación, Silvia y Carlotto (2003) argumentan que se trata de un
fenómeno multifacético y complejo. Surge de la interacción entre las
características del docente y el entorno en el que se desenvuelve. Es la
respuesta de un maestro al estrés, ampliamente estudiada y tiene impactos
negativos en su salud. Además, conduce a cambios en la motivación,
16
disminución de la satisfacción laboral e incluso deseo de dejar la profesión
docente (Marqués, Lima y López, 2005). Sturges y Poulsen (1983) describen el
agotamiento como una pérdida gradual de energía y propósito en profesiones
que involucran un alto contacto con los usuarios, como los roles de servicio al
cliente. Walker (1986) conceptualiza el burnout como una respuesta al estrés
prolongado y exigente en situaciones laborales, no limitadas a ninguna
profesión específica. Aunque existe un consenso general sobre cómo Maslach
define "Burnout", existen otras definiciones que brindan una mayor
comprensión de este fenómeno.
Harrison (1978) considera el agotamiento como un sentimiento de
rechazo personal hacia el propio trabajo, Bronfenbrenner (1979) lo explica
como un desajuste disfuncional entre los aspectos significativos de la vida
diaria de un profesional, lo que resulta en una adaptación fallida, Daley
(1979) define el burnout en relación con el estrés organizacional, enfatizando
que varía en cada individuo en función del grado y duración del estrés
experimentado, pudiendo ir desde el daño emocional hasta el abandono total
del trabajo. McPherson (1985) agrega que el "Burnout" se caracteriza por la
rutina, el estancamiento profesional y el aburrimiento.
Montejo (2014) afirma que este síndrome se observa en profesionales
que tienen un fuerte compromiso con su trabajo, dedicándose intensamente a
sus tareas, y experimentando altos niveles de estrés en sus actividades
laborales, las cuales tratan de cumplir con gran generosidad y desinterés.
Como resultado, sus propias necesidades se vuelven menos prioritarias.
Montejo (2014) también destaca que los profesionales se enfrentan a presiones
de tres fuentes: las exigencias de los clientes, las expectativas personales y los
compañeros o superiores.
1.1.2 Burnout Académico.
Según Caballero, Hederich y García (2015), el burnout en el contexto
académico se evidencia por el cansancio provocado por determinadas
circunstancias o situaciones cotidianas que presionan a los estudiantes,
17
llevándolos a contemplar el abandono de sus estudios. También se ve como
una reacción a la ansiedad de no poder cumplir con las exigencias
académicas; en el entorno académico, el agotamiento se entiende
comúnmente como una reacción a los factores estresantes continuos que
surgen del contexto académico y tienen un impacto negativo en el desempeño
de un estudiante. Cuando los estudiantes tienen una comprensión
inadecuada de sus estudios, pueden sentirse insatisfechos académicamente y
estar más inclinados a considerar abandonar la carrera que eligieron.
El desgaste académico también se caracteriza por sentimientos de
agotamiento y sensación de incompetencia en los estudios (Estrada, De la
Cruz, Bahamnon, Pérez y Cáceres, 2018). Gonzales, Hernández, Soberanes,
Mendoza y Sánchez (2010) argumentan que el burnout no se limita a la fuerza
laboral; también se observa en el campo académico. Esto se debe a que los
estudiantes suelen percibir un alto nivel de estrés académico y, en
determinadas situaciones, sus estrategias de afrontamiento se ven
desbordadas. La investigación sugiere que el agotamiento académico se
puede medir utilizando una herramienta llamada Inventario de Burnout
Maslach (MBI-SS). Las etapas del agotamiento académico suelen comenzar
con una situación abrumadora o estresante.
En respuesta a estas demandas, los individuos pueden ejercer un esfuerzo
excesivo, lo que lleva a un estado de alto agotamiento. La tercera etapa ocurre
cuando una persona se adapta a la situación, lo que resulta en un cambio de
actitudes. Pueden percibir la situación como intolerable, lo que da lugar al
síndrome de burnout, este síndrome surge por diversas circunstancias que
hacen que los individuos se sientan agotados emocional y físicamente, así
como incapaces de resolver o tolerar los factores abrumadores (Andueza,
2014).
18
1.1.3 Algunos modelos explicativos.
1.1.3.1 Competencia Social.
La percepción de competencia y autoeficacia de los profesionales está
íntimamente ligada al desarrollo del síndrome de burnout. Esto significa que
los pensamientos que los profesionales tienen sobre mismos juegan un
papel crucial en la manifestación de este síndrome (Harrison, 1983). Para
profundizar en este modelo, Harrison (1983) analiza la relación entre
motivación, expectativas y autoeficacia, identificando dos factores clave:
factores de ayuda y factores de barrera. Los factores de ayuda abarcan la
retroalimentación, la autonomía, el apoyo social y la disponibilidad de
recursos, entre otros, mientras que los factores de barrera incluyen el
conflicto, la sobrecarga de trabajo, una cultura despersonalizadora y la
ambigüedad, entre otros.
Esta distinción se vuelve particularmente importante para los
profesionales de servicios que tienen interacciones frecuentes con personas,
ya que su estado de ánimo influye en gran medida en su capacidad para
brindar asistencia. Los factores de ayuda respaldan su motivación para
ayudar a los demás, mientras que los factores de barrera obstaculizan esta
motivación, lo que lleva a una disminución de su disposición a ofrecer apoyo
(Harrison, 1983). Este modelo es típicamente aplicable a profesionales o
trabajadores que tienen altas expectativas para el logro de sus objetivos en el
trabajo, así como a aquellos que se esfuerzan por ayudar a sus compañeros en
situaciones complejas donde el éxito no es fácil de alcanzar (Montejo, 2014).
Cuando los profesionales experimentan factores de ayuda, su autoeficacia y
autoestima aumentan, ya que se sienten más competentes en su trabajo, por
otro lado, cuando los profesionales se enfrentan a factores de barrera, su
autoeficacia percibida disminuye, ya que luchan por alcanzar sus objetivos.
1.1.3.2 Modelo Cherniss
En 1993, Cherniss propuso un modelo del Síndrome de Burnout que se
centra en el estrés como reactivo o estímulo. Este modelo se basa en estudios
19
realizados con trabajadores de la salud, donde se realizaron entrevistas cada
dos años para recopilar datos. El segundo modelo de Cherniss, también
presentado en 1993, considera el síndrome de agotamiento como una reacción
defensiva al estrés crónico. Este modelo enfatiza que el estrés es un factor
continuo al que las personas responden de manera defensiva, lo que en
última instancia puede conducir al agotamiento. El primer modelo propuesto
por Cherniss, conocido como modelo limitado, sugiere que en el ambiente de
trabajo surgen factores estresantes que pueden conducir al estrés si los
profesionales optan por adoptar actitudes pesimistas y resistirse al cambio
hasta que se resuelva un problema específico.
Además, Cherniss identificó una variedad de factores que contribuyen
al grado de agotamiento que experimentan los trabajadores. Estos factores
incluyen las características personales, el ambiente de trabajo positivo o
negativo, el nivel de autonomía y apoyo de los superiores, y la presencia o
ausencia de programas diseñados para trabajadores nuevos o sin experiencia.
La respuesta emocional al desequilibrio entre los recursos de un trabajador y
las demandas de su trabajo se conoce comúnmente como síndrome de
agotamiento.
En su modelo, Cherniss sugiere que tanto el estrés relacionado con el
trabajo como el diseño de la organización pueden contribuir a este síndrome.
Además, se deben considerar factores como la autonomía, la participación en
la toma de decisiones y la personalidad del trabajador. Cherniss explica
además que el entorno laboral interactúa constantemente con las
características individuales del trabajador, creando situaciones que pueden
ser tanto de apoyo como exigentes fuera del trabajo. Estas situaciones pueden
generar estrés para el trabajador, pero las personas pueden responder de
manera diferente.
Algunos pueden experimentar cambios negativos como el síndrome de
agotamiento, mientras que otros pueden desarrollar técnicas y estrategias
para mejorar su productividad. Existe una relación causa-efecto entre los
sentimientos de éxito personal y el síndrome de burnout, ya que la falta de
20
autoeficacia y el fracaso pueden contribuir al desarrollo del burnout. Por otro
lado, tener sentimientos de autoeficacia puede ayudar a las personas a
percibir menos estrés en situaciones desafiantes y creer en su capacidad para
manejar con éxito circunstancias amenazantes, lo que reduce la probabilidad
de experimentar altos niveles de estrés.
1.1.3.3 Modelo de conservación de recursos
En su estudio, Winnubst (1993) destaca que el agotamiento no se limita
a las profesiones en el campo de los servicios humanos, sino que puede
afectar a las personas en diversas ocupaciones. Presenta un modelo que
propone cuatro posibilidades respecto a la relación entre el burnout y los
sistemas de apoyo social dentro de las organizaciones. En primer lugar, las
organizaciones pueden tener sus propios sistemas de apoyo social para
ayudar a los empleados.
En segundo lugar, estas estructuras de apoyo dependen del clima
organizacional general y están influenciadas por él, lo que sugiere que
mejorar el clima organizacional puede mejorar la eficacia del sistema de
apoyo.
En tercer lugar, la estructura organizacional, el apoyo social y la
cultura organizacional están interconectados a través de principios éticos
derivados de los valores culturales y sociales de la organización. Por último,
los valores éticos juegan un papel en la predicción del nivel de estrés y
desgaste que experimentan los profesionales de la institución. Por lo tanto, la
medida en que los individuos desarrollan el síndrome de burnout puede
verse influenciada por los valores éticos defendidos por la organización.
1.1.3.4 Ecuaciones Estructurales:
En 1998, Manzano desarrolló un modelo basado en ecuaciones
estructurales para estudiar el burnout. Hizo hincapié en que el agotamiento
no tiene una estructura lineal y su prevalencia puede variar según la
profesión y el entorno. La investigación de Manzano con enfermeras y
21
secretarias reveló que la primera fase del burnout se caracteriza por la baja
realización personal, seguida por la aparición del agotamiento emocional y,
finalmente, los profesionales pueden desarrollar actitudes cínicas y
despersonalizadas. Cabe señalar que Manzano también reconoció que el
agotamiento emocional y la despersonalización pueden manifestarse
simultáneamente.
1.1.3.5 Modelo Integrador.
El síndrome de burnout se produce cuando los trabajadores son
incapaces de afrontar eficazmente el estrés percibido que experimentan en el
trabajo (Gil-Monte y Peiró, 2000). Las estrategias de afrontamiento juegan un
papel crucial en la prevención del agotamiento. Según Gil-Monte, Peiró y
Valcárcel (1998), las reacciones de los individuos ante el estrés laboral varían,
actuando como mediadores entre el estrés laboral y las consecuencias a largo
plazo. Los autores proponen una perspectiva transaccional, sugiriendo que el
burnout se manifiesta inicialmente como agotamiento emocional y falta de
realización personal. Además, argumentan que los sentimientos de
despersonalización se desarrollan como un mecanismo de afrontamiento en
una etapa posterior.
1.2 Modelos de Burnout aplicados a los docentes.
1.2.1 Modelo Blase
En el estudio de Blase (1982), se argumenta que el síndrome de
burnout es causado por la exposición constante a las presiones laborales, que
surgen como resultado de estrategias de afrontamiento inadecuadas y
compensación insuficiente que no se ajusta a las demandas del entorno
laboral. El estudio se centró en 43 docentes a nivel escolar y, con base en la
información recopilada, Blase explica que los docentes son responsables de
identificar diversas necesidades en sus estudiantes, como dificultades de
aprendizaje y habilidades para resolver problemas. Una vez identificadas
estas necesidades, los docentes las transforman en metas que se esfuerzan por
alcanzar para brindar soluciones. Al hacerlo, se requiere que los maestros
22
empleen varias estrategias para abordar las necesidades de sus alumnos, así
como también para manejar sus propios niveles de estrés. Sin embargo,
cuando los docentes se sienten incapaces de cumplir los objetivos que se han
propuesto, surgen emociones negativas y frustración. En un intento por
alcanzar estos objetivos, los profesores pueden ejercer aún más esfuerzo y
energía en sus actividades. Con el tiempo, este esfuerzo excesivo conduce a
una disminución del compromiso y el esfuerzo, así como a un aumento de la
insatisfacción, lo que acaba provocando el síndrome de burnout (Blase, 1982).
1.2.2 Autoeficacia Percibida.
La autoeficacia percibida juega un papel crucial en nuestra
comprensión del síndrome de burnout que experimentan los docentes. Esto
se debe a que los docentes a menudo experimentan una desconexión entre las
expectativas de su trabajo y el logro real de sus objetivos autoestablecidos.
Esta disparidad entre las expectativas y la realidad crea una disonancia que
puede conducir al desarrollo del síndrome de burnout. Es la percepción de
autoeficacia, o la creencia en la propia capacidad para cumplir con estas
expectativas, lo que en última instancia contribuye a la experiencia del
agotamiento (Friedman, 2000).
1.2.3 Experiencias Propias.
En su estudio, Sakharov y Farber (1983) discuten el concepto de
burnout y enfatizan que no es únicamente una cuestión psicológica.
Argumentan que el agotamiento es en realidad una consecuencia de los
encuentros subjetivos de un individuo con un desafío social prevaleciente.
Específicamente, el agotamiento surge de las interacciones que tienen los
docentes dentro de sus esferas tanto sociales como personales.
El autor del estudio ha realizado un análisis exhaustivo de numerosas
investigaciones empíricas realizadas en varias ciudades, con el objetivo de
examinar y consolidar los resultados. La investigación se centra
principalmente en el síndrome de burnout, que es causado
predominantemente por una carga de trabajo excesiva y la exposición a
23
diferentes situaciones que inducen estrés en el lugar de trabajo. Este síndrome
dificulta significativamente el desempeño y la productividad general de los
profesionales en sus respectivas actividades laborales, lo que lleva a una
notable disminución de su bienestar tanto mental como físico (Rudow, 1999).
1.1.6.4 Burnout en Docentes en la Pandemia Covid-19
En el contexto actual de la pandemia de SARS-CoV-2, el modo virtual
de enseñanza se ha convertido en la norma. En 2021 se han implementado
políticas públicas para facilitar la docencia a través de entornos virtuales. Este
cambio ha tenido implicaciones significativas para los docentes. Un estudio
realizado por Baque, Calderón, Campuzano y Barcia (2021) reveló que el
principal factor que contribuye al estrés laboral de los docentes en el entorno
virtual es el uso de herramientas tecnológicas y su efectividad en la
impartición de clases virtuales. Esto ha debilitado la motivación de los
docentes para transmitir conocimientos y encontrar los métodos más
efectivos para ayudar a los estudiantes a retener sus conocimientos.
Los autores recomiendan un seguimiento regular de las actividades
docentes para identificar los desafíos que puedan surgir al utilizar
plataformas virtuales en el proceso de enseñanza. La investigación sobre
educación sugiere que la enseñanza es una profesión altamente estresante.
Una revisión realizada por Hiebert y Faber (1984) encontró evidencia
empírica que respalda la noción de que la enseñanza es una profesión
estresante. Aunque la respuesta al estrés varía entre los docentes, se descubrió
que más de un tercio de los docentes percibe su profesión como
extremadamente estresante. Alfonso-Fernández (2002) también destaca que
los docentes son propensos a experimentar el síndrome de burnout debido a
su constante exposición al estrés. Según Selamé (1998), la profesión docente se
está volviendo cada vez más desafiante debido a los complejos cambios en la
sociedad. Como resultado, los docentes se enfrentan a demandas sociales más
complejas. En las últimas décadas, la enseñanza ha sufrido importantes
transformaciones debido a los cambios sociales.
24
Brindar capacitación a los docentes en herramientas virtuales fáciles de
usar es crucial para facilitar un aprendizaje efectivo. La pandemia de covid-19
ha aumentado significativamente el estrés laboral de los docentes, lo que
requiere un enfoque proactivo para abordar los desafíos que enfrentan.
Priorizar el bienestar y la salud de los docentes es esencial no solo por su
propio bien, sino también por la calidad de la educación y el funcionamiento
general de las instituciones educativas. Tomar medidas preventivas para
manejar el estrés y prevenir el agotamiento es clave para garantizar un
entorno educativo de apoyo y sostenible. Comprender y abordar el estrés
laboral en los docentes es de suma importancia, ya que las investigaciones
han demostrado que los niveles moderados a altos de estrés pueden tener
efectos perjudiciales en su salud mental y física. Además, también puede
afectar negativamente la calidad de la enseñanza y, en última instancia,
afectar los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
Además, la propia institución puede sufrir un aumento de las bajas
por enfermedad, el ausentismo, la insatisfacción laboral e incluso el abandono
del trabajo. Dado que los docentes juegan un papel crucial en el
mantenimiento de los servicios educativos, es fundamental priorizar su
bienestar y salud en estos nuevos entornos educativos. Esto es especialmente
cierto hasta que sea seguro para los estudiantes regresar a las escuelas físicas
en todos los niveles (Oros, Vargas y Chemischy, 2020). Vale la pena señalar
que la prevención es el enfoque más efectivo para manejar el estrés y prevenir
el síndrome de burnout, como lo enfatizan Moriana y Herruzo (2004).
Para promover un aprendizaje efectivo, es muy recomendable
capacitar a los docentes en herramientas virtuales que sean fáciles de usar.
Esto es especialmente importante en la situación actual provocada por la
pandemia del COVID-19, que ha creado un alto nivel de estrés laboral para
los docentes. Gómez y Rodríguez (2020) han destacado varios factores que
contribuyen a este estrés, como la presión de la cuarentena obligatoria, el
miedo a la infección, los cambios en las estrategias de enseñanza, la
dependencia de la tecnología para las clases en línea, la falta de familiaridad
25
con las plataformas virtuales, la conectividad inadecuada, la falta de la
colaboración de los estudiantes, la carga de trabajo excesiva, la planificación
de actividades de enseñanza remota y la creación de materiales didácticos
adecuados para entornos virtuales.
1.2.4 Burnout en las universidades.
La situación de pandemia requirió la adopción de modalidades de
enseñanza virtual en 2021. Este cambio ha resultado en la implementación de
políticas públicas para facilitar la enseñanza a través de entornos virtuales.
Baque, Calderón, Campuzano y Barcia (2021) realizaron un estudio que
explora el impacto de la enseñanza virtual en los niveles de estrés de los
docentes. Encontraron que el principal factor que contribuye al estrés laboral
de los docentes es el uso de herramientas tecnológicas en las aulas virtuales.
Esto, a su vez, ha debilitado el entusiasmo de los docentes por la transmisión
de conocimientos y ha planteado desafíos para determinar los métodos más
efectivos para facilitar experiencias de aprendizaje significativas para los
estudiantes.
Los autores recomiendan un seguimiento regular de las actividades
docentes para identificar y abordar las dificultades encontradas al enseñar a
través de plataformas virtuales. Según Selamé (1998), la profesión docente se
ha vuelto cada vez más difícil debido a los complejos cambios en la sociedad.
Como resultado, las demandas sociales impuestas a los docentes también se
han vuelto mucho s complejas. En las últimas décadas se ha producido
una transformación importante en la naturaleza del trabajo docente como
respuesta al cambio social. La investigación sobre educación ha demostrado
consistentemente que la enseñanza es una profesión altamente estresante.
Hiebert y Faber (1984) realizaron una revisión exhaustiva de la literatura y
encontraron evidencia empírica que respalda la noción de que la enseñanza
es una profesión estresante. Si bien se reconoce que las personas pueden
responder al estrés de manera diferente, se reveló que más de un tercio de los
docentes percibe su profesión como extremadamente estresante. Alfonso-
Fernández (2002) sugiere además que los docentes son propensos a
26
experimentar el síndrome de burnout debido a su constante exposición al
estrés. En conclusión, la enseñanza se ha vuelto cada vez más compleja y
exigente, con altos niveles de estrés reportados entre los docentes. El cambio
actual a la enseñanza virtual se ha sumado a los desafíos que enfrentan los
educadores, particularmente en términos de utilizar la tecnología de manera
efectiva. Es crucial que los formuladores de políticas y las instituciones
educativas brinden apoyo y recursos a los docentes para superar estos
desafíos y garantizar la entrega continua de una educación de calidad.
1.2.5 Burnout en las Organizaciones.
La estrecha relación del trabajo social con las empresas, la producción
y el mundo del trabajo tiene profundas raíces históricas. Surgió como
respuesta a las consecuencias sociales de la revolución industrial y desde
entonces ha evolucionado para satisfacer las necesidades cambiantes del
entorno laboral. En la actualidad los profesionales del trabajo social
contribuyen al bienestar y desarrollo de los empleados en diversas
organizaciones, desempeñando un papel vital en la creación de una cultura
laboral positiva. La revolución industrial no solo transformó el sistema de
producción a nivel mundial, sino que también cambió las relaciones sociales
en torno al trabajo. Como resultado, el trabajo social se adaptó y evolucionó
para satisfacer las necesidades creadas por el mundo laboral cambiante.
Amplió su alcance más allá de abordar únicamente las consecuencias
sociales del trabajo y se incorporó al tejido mismo del ciclo laboral. Con el
tiempo, estas acciones se institucionalizaron y se convirtieron en una
profesión con sus propias teorías, métodos y estrategias. El trabajo social
tenía como objetivo mitigar los impactos negativos de la industrialización y
restaurar un sentido de humanidad y compasión en la sociedad. Reconoció el
daño causado por los efectos insensibilizadores de la industrialización en las
personas y busabordar estos problemas. Hoy en día, los profesionales del
trabajo social se pueden encontrar en organizaciones de diversa naturaleza,
incluidas empresas públicas y privadas, fundaciones y corporaciones.
27
Ejercen en el área del talento humano, también conocido como
recursos humanos, atendiendo procesos relacionados con el bienestar y
desarrollo del personal. Los trabajadores sociales juegan un papel crucial en
el mantenimiento de un ambiente de trabajo saludable, asegurando la
satisfacción de los empleados y fomentando el desarrollo integral. El Trabajo
Social tiene una larga relación con las empresas, la producción y el mundo
del trabajo desde sus inicios como disciplina y profesión. Esta relación se
remonta al surgimiento de la "cuestión social", que fue causada por la
revolución industrial.
A medida que se afianzaba la industrialización, se necesitaban acciones
caritativas y filantrópicas para abordar las consecuencias sociales de este
cambio drástico. Si bien el trabajo social abarca diversas especialidades como
justicia, salud, responsabilidad social y proyectos, también puede
especializarse en el área del talento humano. Esta especialización permite a
los trabajadores sociales contribuir directamente al éxito y crecimiento de las
organizaciones al enfocarse en el bienestar y desarrollo profesional de los
empleados.
El trabajo social en el área de recursos o talento humano tiene como
objetivo crear programas que satisfagan las necesidades de los trabajadores y,
en última instancia, mejoren el desempeño laboral. El papel de un trabajador
social en este campo es cerrar la brecha entre la organización y el trabajador,
asegurando que se satisfagan las necesidades individuales y
organizacionales. La especialización en este campo es crucial debido a la
importante cantidad de tiempo que las personas dedican al trabajo y los
recursos que obtienen de sus ingresos para satisfacer necesidades personales
y familiares.
Al especializarse en recursos humanos, los trabajadores sociales se
esfuerzan por establecer una relación laboral positiva y mutuamente
beneficiosa entre empleadores y empleados. Trabajan para crear condiciones
de trabajo favorables que promuevan el equilibrio en las relaciones laborales,
permitiendo a los trabajadores utilizar sus habilidades y desempeñar sus
28
funciones con dedicación y excelencia. A cambio, los trabajadores son
recompensados con una remuneración tanto financiera como no financiera,
con un enfoque en la mejora de las condiciones de trabajo.
El objetivo es fomentar el desarrollo integral del trabajador. En el área
de recursos humanos, los trabajadores sociales tienen como objetivo
humanizar la relación entre el capital y el trabajo, aumentando así la
competitividad y el desempeño de los trabajadores. Es importante tener en
cuenta que los trabajadores sociales también colaboran con departamentos
centrados en el bienestar de los empleados, que pueden o no estar bajo el
paraguas de recursos humanos. Estos departamentos trabajan en
coordinación con los recursos humanos para apoyar el mantenimiento y
desarrollo de los recursos humanos. Su objetivo primordial es brindar una
atención integral al personal, considerando el bienestar integral del
trabajador, incluyendo sus aspectos físicos, psicológicos, sociales y culturales.
También realizan investigaciones continuas para identificar las necesidades e
intereses de los trabajadores y beneficiarios, asegurando que las tareas
planificadas se alineen con la realidad.
1.2.6 Bienestar estudiantil y trabajo social
Las responsabilidades de un profesional del trabajo social se centran
principalmente en promover el desarrollo humano como parte de sus
funciones profesionales. Esta perspectiva permite que el trabajo social sea
visto como una herramienta valiosa para mejorar el bienestar de los
estudiantes en entornos educativos en todos los niveles. Para mejorar
efectivamente la calidad de vida y el bienestar general de los estudiantes, es
necesario un enfoque multidisciplinario.
Los profesionales del trabajo social son particularmente adecuados
para los roles de bienestar estudiantil debido a su amplia comprensión de las
relaciones interpersonales y el impacto del entorno de un individuo, se trata
de una persona y de cómo es ahora y cómo podría ser más adelante. Como
resultado, estos profesionales están capacitados para identificar elementos
29
clave que pueden informar un diagnóstico o evaluación del impacto de sus
acciones. Al hacerlo, pueden prevenir posibles contratiempos y mejorar las
estructuras e iniciativas existentes que se han implementado hasta el
momento (Hernández, 2010).
30
CAPÍTULO II
MODELOS DE INTERVENCIÓN APLICADOS AL BURNOUT DESDE EL
TRABAJO SOCIAL
Al mantenerse al tanto de las últimas investigaciones e incorporar
modelos de intervención relevantes, los trabajadores sociales pueden abordar
estos desafíos de manera efectiva y brindar el mejor apoyo posible a las
personas, incluidas las afectadas por el síndrome de burnout. Si bien todos
estos modelos tienen sus méritos, tres de ellos son particularmente relevantes
para comprender y abordar el síndrome de burnout. Estos modelos ofrecen
información y estrategias valiosas para apoyar a las personas que
experimentan agotamiento, lo que ayuda a los trabajadores sociales a brindar
intervenciones efectivas.
Al incorporar estos modelos en su práctica, los profesionales pueden
mejorar su capacidad para ayudar a las personas a superar el agotamiento y
promover su bienestar general. En el campo del trabajo social actual, surgen
numerosos desafíos según el contexto específico y los espacios en los que se
desarrolla la mediación. Estos desafíos requieren que los profesionales del
trabajo social actualicen continuamente sus conocimientos teóricos y
metodológicos para abordar de manera efectiva los nuevos problemas que se
presentan, como la actual pandemia de Covid-19.
Al mantenerse informados y equipados con los últimos conocimientos,
los trabajadores sociales están mejor preparados para navegar y superar estas
dificultades. Existe una amplia gama de modelos de intervención en trabajo
social, cada uno con sus propias fortalezas y debilidades. Algunos modelos
han resistido la prueba del tiempo, permaneciendo relevantes a pesar de los
cambios en el campo, mientras que otros han sido eliminados a favor de
enfoques más efectivos. Además, siguen surgiendo nuevos modelos a medida
que evoluciona el campo.
31
Entre los modelos que han llamado la atención y son conocidos por su
consistencia metodológica y teórica se encuentran el modelo psicodinámico,
el modelo de intervención en crisis, el modelo de gestión de casos, el modelo
centrado en la tarea, el modelo cognitivo conductual, el modelo humanista, el
modelo de red y apoyo social y el modelo sistémico. modelo. Un aspecto
crucial del trabajo social que merece atención es el síndrome de burnout.
Explorar este síndrome junto con la integración de modelos de intervención
en el trabajo social permite una comprensión más completa de los efectos
perjudiciales que el agotamiento puede tener en las personas. Al profundizar
en el tema y examinar varios modelos de intervención, los profesionales
pueden obtener información sobre cómo el agotamiento afecta la vida de las
personas y las formas más efectivas de abordarlo.
2. Modelo de intervención en crisis.
Es esencial considerar ciertos elementos cuando se brinda una
intervención en crisis. Es necesaria una intervención activa y directa en la
vida de la persona para ofrecerle un apoyo social inmediato. El foco de la
intervención debe estar en el presente y se necesita una respuesta breve y
rápida. Durante la fase de crisis, la disponibilidad de un trabajador social que
pueda brindar una intervención enfocada y estructurada es crucial. El
desarrollo de este modelo se basó en el trabajo de Raffo (2005) de Lindemann
y Caplan; su adaptación del modelo al campo del trabajo social es el
resultado de su frecuente interacción con personas en crisis.
Es importante reconocer que toda persona, debido a sus interacciones
con su entorno, experimentará una crisis en algún momento de su vida. Si
bien algunas personas pueden hacer frente a estas crisis por mismas, otras
requieren la asistencia de un profesional que les brinde apoyo. Es crucial
brindar atención inmediata a las personas en momentos de crisis, ya que la
falta de atención puede generar potencialmente sentimientos de ansiedad,
impotencia en su vida diaria (Vizcarret, 2007). Como trabajador social, es
importante reconocer el poder y la autoridad que uno tiene durante una
intervención de crisis.
32
El individuo en crisis a menudo se encuentra en un estado de
confusión e inestabilidad, lo que le dificulta tomar decisiones acertadas. En
este rol, el Trabajador Social debe adoptar un enfoque activo, decidido y
empático. Establecer una fuerte conexión con el individuo es fundamental
para el éxito de la intervención. La intervención en crisis es un método que
tiene como objetivo ayudar a individuos, familias o grupos a sobrellevar
eventos traumáticos para minimizar los efectos negativos, como daño físico o
angustia emocional. El objetivo principal de la intervención en crisis es
brindar apoyo durante una situación crítica, permitiendo que la persona o el
grupo superen el problema y restablezcan el equilibrio emocional. Vizcarret
(2007) analiza algunos conceptos clave en la teoría de crisis que se utilizan
con frecuencia en el campo.
2.1 Modelo Psicodinámico.
En primer lugar, las crisis a menudo se desencadenan por el estrés, que
puede provenir de factores internos o externos. Además, las crisis pueden
ocurrir como resultado de una acumulación de eventos aparentemente
menores. Cuando una persona se encuentra en un estado de crisis, por lo
general es más receptiva a recibir apoyo y hasta el más mínimo esfuerzo
puede generar resultados significativos. Es importante reconocer que las
crisis son experiencias normales que los individuos enfrentan a lo largo de su
vida, ya que reflejan la lucha interna por mantener el equilibrio entre uno
mismo y su entorno.
El enfoque óptimo y esperanzador de este modelo, que se centra en el
Yo e incluye aspectos efectivos y de adaptación cognitiva, reconoce el impacto
significativo del entorno y el contexto en la resolución de las crisis (Viscarret,
2007). Para abordar el agotamiento, las estrategias sociales juegan un papel
crucial al enfatizar el desarrollo de habilidades sociales tanto para el
tratamiento como para la prevención. Como se mencionó anteriormente, los
trabajadores sociales juegan un papel vital en la etapa inicial de la
intervención al ofrecer apoyo social enfocado y estructurado para
comprender el entorno y emplear estrategias relacionales. Es recomendable
33
que las personas busquen el apoyo de los grupos de los que forman parte, ya
que esto les ayuda a darse cuenta de que hay personas a su alrededor que se
esfuerzan por comprenderlos y apoyarlos. Es importante que las personas se
sientan valoradas en su lugar de trabajo (Viscarret, 2007).
Mary Richmond, autora influyente en el campo del Trabajo Social,
destacó la tendencia a pasar por alto los aspectos institucionales y sociales en
favor de los recursos individuales. Hizo hincapié en la importancia de
considerar tanto al individuo como a los recursos disponibles dentro de la
institución. El modelo psicodinámico ha jugado un papel crucial en los
estudios de Trabajo Social, particularmente en el ámbito de la autoevaluación.
Este modelo se enfoca en promover y reforzar los rasgos de personalidad
inherentes a un individuo, que pueden haber sido obstaculizados o
traumatizados debido a factores psicológicos.
Al intervenir en el estado mental de un individuo e influir en su
comportamiento externo, el objetivo es aumentar la autoconciencia y
promover un cambio positivo. El modelo psicodinámico, que está
íntimamente relacionado con el Trabajo Social, surgió de los escritos de Mary
Richmond, hizo hincapié en la importancia de comprender el entorno
inmediato de un individuo y sus experiencias pasadas para hacer un
diagnóstico preciso y proporcionar una intervención eficaz. La base teórica
del Trabajo Social se ha visto muy influenciada por los avances en psicología
y psiquiatría. Esta influencia ha cambiado el enfoque del Trabajo Social de
abordar principalmente problemas económicos y sociológicos a un mayor
énfasis en comprender y abordar problemas emocionales y psicológicos.
Es esencial que los trabajadores sociales mantengan una relación no
emocional con aquellos a quienes ayudan. Deben ejercer la prudencia y la
distancia para asegurarse de actuar como un espejo, reflejando las
proyecciones del individuo que busca ayuda. Sin embargo, esto no significa
que el trabajador social no sea receptivo a la información proporcionada por
el afectado. Los conflictos inconscientes juegan un papel importante en la
configuración del funcionamiento general de los individuos. Durante las
34
décadas de 1920 y 1930, el análisis psicoanalítico, en particular el enfoque
freudiano, tuvo un profundo impacto y condujo al surgimiento del "trabajo
de casos de diagnóstico" y el "trabajo de casos funcional". El primero se centró
en diagnosticar a los pacientes y brindarles el tratamiento adecuado, mientras
que el segundo enfatizó la creencia de que los individuos poseen la capacidad
de resolver sus propios conflictos y experimentar un crecimiento emocional.
A medida que se acercaba la década de 1950, la teoría psicodinámica vio un
aumento en la prominencia, gracias a investigadores influyentes como
Ericsson, Piaget, Lewin, Allport y otros.
Estas contribuciones cambiaron el enfoque hacia el ámbito psicosocial,
destacando la importancia del Yo y sus diversas funciones, además de
enfatizar la importancia de las interacciones cognitivas, conscientes y sociales
(Viscarret, 2007). El papel de un trabajador social implica intervenir en
situaciones específicas en base a su conocimiento, experiencia y la
información necesaria para determinar las acciones apropiadas. Haciendo
una analogía con la medicina, este profesional utiliza el diagnóstico, el
pronóstico y la intervención para abordar las necesidades de sus clientes.
En este modelo, el individuo asume un rol pasivo, recibiendo la
intervención sin influencia directa; por lo tanto, la conexión entre el
trabajador social y el cliente se basa en dos roles distintos. Por un lado, el
paciente sigue sin darse cuenta de la causa raíz de su problema y continúa
con sus patrones de comportamiento. Por otro lado, el trabajador social posee
la capacidad de traer el inconsciente a la conciencia, empleando un enfoque
de escucha cálida y atenta, manteniendo también un cierto nivel de distancia
emocional (Viscarret, 2007).
2.2 Modelo de redes y en los sistemas de apoyo.
El concepto del modelo se basa en la teoría de sistemas y está
influenciado por trabajos previos de académicos como Garbarino y Ronald G.
Walton. Enfatiza la capacitación de cuidadores que brindan asistencia a
amigos, vecinos y familiares que se encuentran en necesidad. En este modelo,
35
los trabajadores sociales juegan el papel de intermediarios, enfocándose en
empoderar y promover la interdependencia entre los usuarios y sus redes
sociales (Ávila, 2020). Los problemas sociales tienen un impacto significativo
en nuestra vida diaria y en varios aspectos de nuestras vidas. Por ello,
trabajar con las redes sociales es fundamental para que los trabajadores
sociales generen cambios positivos.
Las redes sociales consisten en un grupo de individuos interconectados
que tienen relaciones sociales entre sí. Estas redes brindan a los miembros
protección, apoyo y asistencia para satisfacer sus necesidades. Por lo tanto, es
crucial establecer confianza y reciprocidad entre todos los miembros (Sow,
2020). Según Cerda (2020), la intervención en red en trabajo social parte de un
análisis que va desde el microsistema hasta el macrosistema. La metodología
se enfoca en crear una organización cohesiva dentro de la red social para
promover el bienestar general.
Esto se logra mediante el establecimiento de una unidad de apoyo con
objetivos compartidos y una comunicación eficiente. Adicionalmente, la
intervención en la red institucional aborda los problemas que enfrentan las
organizaciones. Crea espacios que fomentan la colaboración transdisciplinar
y evalúa la participación de la organización en las soluciones propuestas y los
avances realizados. Cabe señalar que los modelos de intervención se pueden
utilizar de manera complementaria para mejorar la efectividad (Rodríguez,
2016).
2.3 Burnout en el ámbito educativo en diferentes regiones de
Latinoamérica.
Barreto y Piamonte (2020) se centraron en evaluar los factores que
contribuyen al estrés laboral en la comunidad docente de la Universidad
Cooperativa, el estudio tuvo como objetivo identificar los desencadenantes
específicos del estrés laboral en este grupo en particular. La metodología de
investigación empleada por los autores no se especifica en la información
proporcionada. Sin embargo, no se proporcionan los resultados del estudio.
36
Un estudio notable realizado por Chavergen (2021) tuvo como objetivo
determinar la posible relación entre el síndrome de burnout y el rendimiento
académico entre estudiantes de secundaria en Ecuador. La investigación
utilizó una metodología cuantitativa, no experimental y administró encuestas
a 80 estudiantes de una institución específica. El instrumento de encuesta
utilizado fue el Maslach Inventory Burnout (MBI). Los hallazgos del estudio
revelaron que la mayoría de los estudiantes (86,67%) presentaba un bajo nivel
de síndrome de burnout, y el 62,50% demostraba un alto rendimiento
académico. Con base en estos resultados, el estudio concluyó que existe una
relación directa entre estas dos variables.
En un estudio realizado por Chavarría, Colunga, Loria y Peláez (2016),
el foco se centró en identificar síntomas del síndrome de burnout en docentes
del área de medicina. El estudio utilizó un método observacional y
descriptivo, con un tamaño de muestra de 36 médicos. De estos, seis eran
docentes de posgrado, mientras que los treinta restantes eran docentes de
pregrado; el instrumento utilizado para la recolección de datos fue la
paráfrasis. Los resultados del estudio revelaron que el 68% de los docentes
encuestados tenían un riesgo medio de experimentar burnout, mientras que
el 32% tenía un riesgo alto; esto sugiere que el estrés relacionado con el
trabajo prevalece dentro de la comunidad docente.
Sin embargo, el estudio también identificó algunas modificaciones que
podrían hacerse para aliviar estos factores estresantes. Al considerar las
escalas globales del instrumento y analizar los factores de agotamiento
específicos, se hizo evidente que todos los docentes se enfrentan a situaciones
que desafían su capacidad para hacer frente al estrés. En la región de
Santander, Colombia, se utilizó un enfoque cuantitativo para examinar los
niveles de burnout entre 50 docentes de educación sica, media y superior.
La realización del estudio se adaptó a las circunstancias actuales, recogiendo
toda la información de forma virtual. Los investigadores utilizaron el
Cuestionario Burnout Brief (CBB) para recopilar datos. Los hallazgos de la
investigación de Romero indicaron que los encuestados experimentaron dos
37
categorías de síndrome de agotamiento: despersonalización y logro personal.
Ambas categorías mostraron altos niveles de burnout. Esto sugiere que la
docencia, particularmente en un entorno universitario, es una profesión de
alto riesgo debido a la diversidad de tareas y responsabilidades involucradas.
Se requiere que los maestros participen en actividades como la planificación,
el análisis estadístico, la investigación y el mantenimiento de una
comunicación cercana con los estudiantes, colegas y autoridades.
En una tesis de Romero (2016) centrada en el burnout entre académicos
universitarios de la Universidad Autónoma del Estado de México, se examinó
una muestra de 17 profesores de tiempo completo de la Facultad de Ciencias
del Comportamiento. La investigación tuvo como objetivo determinar si
existía una relación entre la carga horaria académica durante el período 2014-
2015 y el síndrome de burnout. El estudio empleó un enfoque de
investigación descriptivo y utilizó el cuestionario estandarizado de Maslach
para recopilar datos.
Gutiérrez, Hernández, Jaimes y Serrano (2020) realizaron un estudio
para investigar la presencia del ndrome de burnout en estudiantes de
enfermería de dos instituciones de educación superior y su potencial impacto
en su desempeño en el aprendizaje. El estudio utilizó un diseño correlacional
transversal prospectivo con un tamaño de muestra de 200 estudiantes. La
versión modificada del Maslach Burnout Inventory-Student Survey (MBI-SS)
se utilizó para recopilar datos. Los resultados revelaron que el 9% de los
estudiantes experimentaron síndrome de burnout, particularmente en las
dimensiones de cinismo y agotamiento.
En cuanto al rendimiento académico, aproximadamente el 50% de los
estudiantes lograron un puntaje promedio máximo de 3,7. El estudio
concluyó que no hubo asociación significativa (p=0,65) entre el síndrome de
burnout y el rendimiento académico entre los participantes de la
investigación. Por lo tanto, no se puede concluir que la presencia de burnout
determine o afecte directamente el rendimiento académico en los estudiantes
de las dos instituciones de educación superior. En otro estudio realizado por
38
Alcalde y Bustos (2015), se investigó la prevalencia del síndrome de burnout
entre profesores de odontología de la Universidad de Finis Terrae. El estudio
incluyó una población de 79 docentes de odontología, con un tamaño de
muestra de 23 docentes de asignaturas básicas, 20 docentes de preclínica y 36
docentes de asignaturas clínicas.
Hicimos algunas preguntas a las personas para recopilar información
sobre cómo se sienten en el trabajo. Los resultados mostraron que el 8% de los
participantes tenían síndrome de burnout, mientras que el 92% no. Es
importante señalar que si bien el porcentaje no fue alto, se encontraron
niveles elevados de agotamiento emocional y despersonalización, así como
niveles bajos de realización personal, además, un porcentaje significativo de
maestras (66,67%) dieron positivo para el síndrome de burnout.
En otro estudio realizado por Hemeryth en 2021, el foco estuvo en
determinar los niveles de síndrome de burnout entre estudiantes de
secundaria que cursan estomatología en la modalidad a distancia en la
Universidad Particular Antenor Orrego. El estudio siguió un diseño
observacional y descriptivo, con un tamaño de muestra de 139 estudiantes de
estomatología a distancia. Los estudiantes fueron encuestados utilizando la
Encuesta de Estudiantes de Burnout de Maslach, que consta de 15 ítems. Los
hallazgos del estudio revelaron que los estudiantes que cursaban la
modalidad no presencial presentaban niveles moderados de burnout.
El estudio concluyó que los síndromes de burnout observados entre los
estudiantes de estomatología fueron de un nivel moderado, y factores como
el sexo y la edad no jugaron un papel determinante. En el año 2021, Guevara
realizó un estudio de investigación en la región de Chachapoyas con el
objetivo de determinar el nivel de burnout entre los docentes de la Institución
Educativa San Juan de la Libertad. El estudio empleó un enfoque cuantitativo
y descriptivo, con un tamaño de muestra de 60 profesores. El instrumento de
investigación utilizado fue el desarrollado por Maslach, el cual ha
demostrado ser confiable con puntuaciones de consistencia interna de 0,77
39
para agotamiento emocional, 0,66 para despersonalización y 0,72 para
realización personal.
Los resultados del estudio revelaron que el 63,3% de los docentes
tenían un nivel bajo de burnout, un 35% un nivel medio y solo un 1,7% un
nivel alto. Por lo tanto, el estudio concluyó que la mayoría de los docentes de
la Institución Educativa San Juan de la Libertad presentan niveles bajos de
burnout. De igual forma, en 2020 Carrera realizó un estudio para determinar
el nivel de burnout entre los docentes del Centro de Idiomas de la
Universidad de Piura. La investigación empleó un método cuantitativo y
descriptivo, con un tamaño de muestra de 20 docentes que se encontraban
impartiendo clases en la modalidad no presencial.
El instrumento de investigación utilizado fue la versión adaptada del
instrumento de Maslach al español, el cual consta de 22 ítems medidos en una
escala tipo Likert. Los hallazgos del estudio indicaron que los docentes
presentaban un bajo nivel de agotamiento emocional y despersonalización,
mientras que su nivel de realización personal era alto, por lo tanto, el estudio
concluyó que los encuestados del Centro de Idiomas de la Universidad de
Piura presentaban un bajo nivel de síndrome de burnout.
En un estudio realizado por Maslach, se determinó que los estudiantes
experimentan un nivel medio de burnout, siendo afectados el 48,8% de los
hombres y el 51,1% de las mujeres, este estudio sugiere que las diversas
responsabilidades a las que se enfrentan los estudiantes contribuyen a su
susceptibilidad al síndrome de burnout. Otra investigación realizada por
Hurtado en 2019 tuvo como objetivo explorar la posible relación entre el
síndrome de burnout y el desempeño de los docentes de la Universidad Alas
Peruanas sede Cerro de Pasco en 2016. Esta investigación utilizó un enfoque
descriptivo-correlacional cualitativo y cuantitativo; la muestra estuvo
conformada por 56 profesores que completaron la prueba de Maslach.
Los hallazgos revelaron que el 64,3% de los docentes reportó un alto
nivel de realización personal, el 57,1% experimentó despersonalización y el
40
76,8% sufrió agotamiento emocional; estos resultados indican un alto nivel de
agotamiento entre los encuestados. El estudio concluye que las variables
examinadas están correlacionadas, apoyando así la hipótesis propuesta. En
otra investigación realizada por Aguilar y Aquino en 2018, se buscó
determinar el nivel de burnout que experimentan los docentes de la
Universidad Nacional de Huancavelica en 2016.
La metodología empleada en este estudio descriptivo básico con
diseño no experimental involucró a una muestra de 92 profesores; se utilizó
como instrumento de investigación la Escala de Burnout para Docentes de
Maslach, validada por Seisdedos en 1997. Los hallazgos revelaron que la
mayoría de los docentes (80,1%) experimentó un bajo nivel de síndrome de
burnout, lo que sugiere que no es muy prevalente en esta población. De igual
forma, Torres realizó un estudio en 2018 para investigar el impacto potencial
del síndrome de burnout en el desempeño docente de los profesores del
Instituto Superior Tecnológico Pablo Casals.
El enfoque de este estudio cualitativo-descriptivo fue determinar la
incidencia del síndrome de burnout. El estudio incluyó a 92 profesores que
completaron el Test de Maslach; los resultados mostraron que el 35,9% de los
encuestados experimentó un bajo nivel de agotamiento emocional, mientras
que el 64,1% reportó un alto nivel de despersonalización. Además, el estudio
indicó que el 63% de los participantes tenían niveles bajos de rendimiento;
esta investigación concluye que el síndrome de burnout influye
significativamente en el desempeño de los docentes.
El estudio de Avendaño (2017) tuvo como objetivo investigar la posible
correlación entre el síndrome de burnout y el desempeño laboral en docentes
de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios. El estudio utilizó
una metodología descriptiva-correlacional e incluyó una muestra de 120
docentes de la universidad. Se administraron dos cuestionarios de opción
múltiple, el Inventario de Burnout de Maslach y el cuestionario de
desempeño laboral docente, para recopilar datos. Los resultados indicaron
que el 94,4% de los docentes experimentó un alto nivel de síndrome de
41
burnout, existiendo una relación significativa entre el burnout y el
desempeño laboral.
Por lo tanto, el estudio concluyó que existe una conexión entre estas
dos variables. En la misma línea, Domínguez y Mendoza (2019) realizaron un
estudio para explorar la relación entre burnout y engagement en estudiantes
de enfermería de la Universidad Privada Norbert Wiener de Lima. La
investigación empleó un enfoque correlacional cuantitativo e involucró a 563
estudiantes de enfermería que completaron la prueba de Maslach. Los
resultados revelaron una relación proporcional entre las dos variables, con un
97,5 % de los estudiantes experimentando un nivel moderado de agotamiento
y un 58,1 % exhibiendo un nivel moderado de compromiso. Como resultado,
el estudio confirmó la posibilidad de una relación entre burnout y
engagement, apoyando así la hipótesis propuesta.
Carpio (2021) realizó un estudio integral con el objetivo principal de
investigar la intrincada correlación entre el síndrome de burnout y la
satisfacción laboral entre un grupo específico de personas, a saber, los
docentes del sector educativo. Al profundizar en este tema, el investigador
buscó obtener una comprensión más profunda de cómo estos dos factores
interactúan y se influyen mutuamente en el contexto de la profesión docente.
La investigación siguió un enfoque descriptivo a nivel correlacional,
enfocándose en comprender la relación entre variables más que en
manipularlas.
La investigación fue de naturaleza cuantitativa y clasificada como
descriptiva-correlacional, sin componente experimental. La muestra estuvo
conformada por 48 docentes, y se utilizó como instrumento de investigación
el Inventario de Burnout Maslach (MBI) con 22 ítems. Los hallazgos revelaron
que el 70,8% de los docentes de la muestra presentaba un bajo nivel de
agotamiento emocional, mientras que el 95,8% mantenía un bajo nivel de
despersonalización y el 95,8% presentaba un alto nivel de realización
personal. Con base en el análisis de los datos, el estudio concluyó que los
42
docentes tenían un bajo nivel de burnout y destacó la relación significativa
entre el burnout y la satisfacción laboral.
En otro estudio realizado por Arias, Huamani y Ceballos (2019), los
investigadores tuvieron como objetivo comparar las manifestaciones del
síndrome de burnout entre docentes de educación escolar y universitaria. El
estudio utilizó un diseño de investigación comparativo, con una muestra
compuesta por dos grupos: el primer grupo estuvo conformado por 282
docentes de educación escolar, mientras que el segundo grupo estuvo
conformado por 131 docentes universitarios. Los investigadores emplearon
una adaptación del test de Maslach de Seisdedos como instrumento para la
recogida de datos. Los resultados indicaron que varias variables
intervinientes, como el estado civil, el género y otras características,
influyeron en las variables principales.
Específicamente, se encontró que los docentes universitarios
experimentaron mayores niveles de burnout, mientras que la
despersonalización fue más frecuente entre los docentes universitarios.
Además, se observó una correlación negativa entre el número de hijos y el
síndrome de burnout. Flores (2017) realizó un estudio con el objetivo de
identificar la relación y prevalencia de variables como agotamiento físico y
mental (burnout académico), estilo de vida y porcentaje de masa grasa
corporal entre estudiantes universitarios del área biomédica.
La investigación empleó una metodología descriptiva-correlacional y
se dirigió a una población de 210 estudiantes universitarios. Los alumnos
cumplimentaron el cuestionario CEVJU-R sobre su estilo de vida, así como el
cuestionario de Maslach. Los hallazgos del estudio revelaron una correlación
entre el agotamiento académico y las elecciones de estilo de vida de los
estudiantes, lo que, a su vez, se reflejó en su masa corporal.
Estos estudios arrojan luz sobre la relación entre la satisfacción
laboral, el síndrome de burnout y otras variables relevantes entre docentes y
estudiantes universitarios. Los hallazgos contribuyen a una mejor
43
comprensión de los factores que influyen en el agotamiento y pueden
potencialmente informar intervenciones y estrategias para promover el
bienestar y la satisfacción en entornos educativos. En el estudio realizado por
Zevallos (2018), el objetivo principal fue explorar la posible relación entre la
satisfacción laboral y el síndrome de burnout en docentes de un instituto
tecnológico de Arequipa.
Para lograrlo, se empleó un enfoque cuantitativo correlacional y se
seleccionó una muestra de 64 docentes del instituto técnico superior. La
recolección de datos implicó la administración de la Escala de Satisfacción
Laboral de Sonia Palma y el Inventario de Burnout de Maslach. Los hallazgos
del estudio revelaron una débil correlación inversa entre la satisfacción
laboral y el síndrome de burnout. Adicionalmente, se encontró que el grado
de satisfacción laboral de los docentes se encontraba en un nivel medio,
mientras que los niveles de burnout eran relativamente bajos.
2.4 El Burnout y los Riesgos Psicosociales.
Desde la perspectiva del trabajo social, hay una falta de investigación
académica que se centre específicamente en el agotamiento. La mayoría de los
estudios miden principalmente los niveles de agotamiento entre los
trabajadores sociales y no se extienden a otras poblaciones. Esta falta de
atención al agotamiento en las estrategias de intervención desde una
perspectiva de trabajo social destaca la necesidad de una mayor exploración y
desarrollo de programas que aborden las tasas medias y altas de
agotamiento.
Además, existe la oportunidad de implementar programas preventivos
y promocionales, así como modelos de intervención que aborden de manera
efectiva el agotamiento dentro del sector específico donde opera el trabajador
social. La falta de generación de estrategias efectivas para abordar y prevenir
el síndrome de burnout puede conducir a diversas complicaciones de salud,
como hipertensión, trastornos mentales, insomnio, problemas
cardiovasculares y aumento de las tasas de morbilidad. Es crucial que los
44
trabajadores sociales tomen medidas individualizadas e implementen
intervenciones adecuadas para abordar el agotamiento y mitigar sus
consecuencias negativas.
El síndrome de Burnout se considera un riesgo psicosocial porque
tiene el potencial de impactar negativamente en el bienestar tanto de docentes
como de estudiantes. Como trabajador social en diversas instituciones, es
fundamental investigar y evaluar los riesgos psicosociales que pueden afectar
el bienestar de los compañeros y usuarios. Esto se debe a que los trabajadores
sociales tienen un papel crucial en la intervención y prevención social, en
lugar de simplemente abordar los problemas existentes. El síndrome de
burnout en las instituciones educativas puede atribuirse a diversos factores,
entre ellos, la sobrecarga laboral y académica, el entorno, las relaciones
interpersonales inadecuadas, los cambios en las modalidades educativas y las
exigencias del sistema educativo.
El objetivo principal de un trabajador social es promover el bienestar
de las personas dentro de sus respectivos sectores. En el sector educativo, los
trabajadores sociales pueden desarrollar estrategias para mejorar la salud
mental tanto de docentes como de estudiantes, con el objetivo final de su
bienestar y empoderamiento. Estas estrategias pueden incluir mindfulness,
técnicas de afrontamiento, coaching, potenciación de habilidades sociales,
métodos de relajación, estrategias de autocuidado y programas de
intervención social con el apoyo y seguimiento del trabajador social. Estos
enfoques deben estar guiados por un modelo de intervención apropiado
diseñado para abordar el problema específico en cuestión.
El estudio exploratorio de Coria (2021) sobre la adaptación de
estudiantes y docentes en educación superior durante la pandemia de covid-
19 respalda estos hallazgos. A pesar de la interrupción de las clases
presenciales en 2020, docentes y estudiantes pudieron adaptarse al
aprendizaje virtual, incluso sin experiencia previa en esta modalidad
educativa. Una de las principales ventajas reportadas por docentes y
estudiantes es la flexibilidad que ofrece, permitiéndoles equilibrar sus
45
compromisos académicos, laborales y personales. Vale la pena señalar que
tanto los profesores como los estudiantes ya han alcanzado un nivel avanzado
de adaptación a los métodos de enseñanza no presenciales.
Construir una cultura de prevención dentro de las instituciones
requiere reconocer y abordar los riesgos psicosociales que existen. La
pandemia de covid-19 ha presentado desafíos importantes para los docentes,
pero se han adaptado con éxito a los métodos de enseñanza a distancia. El
nivel de síndrome de burnout entre los docentes y estudiantes del Instituto
Latinoamericano Siglo XXI en la modalidad de educación no presencial es
relativamente bajo, lo que indica un resultado positivo para su bienestar
general. La pandemia del covid-19 ha provocado cambios significativos en el
ámbito educativo, planteando un gran desafío para los docentes.
El cambio repentino al aprendizaje remoto requirió que los maestros se
adaptaran rápidamente y desarrollaran nuevos métodos de enseñanza. Como
revela el presente estudio realizado en el segundo semestre de 2021, tanto
docentes como estudiantes se han adaptado con éxito al formato de
educación no presencial mediante la implementación de diversas estrategias
de enseñanza en entornos virtuales (Valverde, 2021). Para establecer una
cultura de prevención dentro de las instituciones, es importante reconocer la
existencia de riesgos psicosociales y los factores que contribuyen a su
manifestación.
Esta concienciación es crucial para los trabajadores sociales, que deben
investigar e intervenir en estos riesgos para desarrollar estrategias de
prevención eficaces (Universidad de Granada, 2021). El presente trabajo de
investigación tuvo como objetivo indagar el nivel de síndrome de burnout
entre docentes y estudiantes del Instituto Latinoamericano Siglo XXI en la
modalidad de educación no presencial; la hipótesis inicial sugería un nivel
intermedio de síndrome de burnout. Sin embargo, la hipótesis ha sido
rechazada ya que el estudio reveló que el 80% de los docentes tienen un bajo
nivel de síndrome de burnout, y el 64,8% de los estudiantes también
experimentan un bajo nivel de síndrome de burnout académico. Estos
46
hallazgos se alinean con el estudio comparativo de Espinoza, Moran y
Granados (2021) sobre docentes entre 2019 y 2021.
Además, Zevallos realizó un estudio en un instituto tecnológico de
Arequipa y encontró una baja prevalencia de burnout entre los estudiantes,
con solo el 92% experimentando el síndrome. Esto difiere de un estudio
realizado por Torres, que se centró en la relación entre el síndrome de
burnout y el desempeño docente en profesores de un instituto de Trujillo.
Torres descubrió que el 58% de los docentes tenían un alto nivel de síndrome
de burnout, lo que se atribuía a las desafiantes demandas emocionales que
enfrentaban. Además, los hallazgos del estudio sobre el agotamiento
académico se alinean con la investigación de Chavergen sobre estudiantes de
secundaria en Ecuador. Chavergen encontró que el 86,67% de los estudiantes
tenían un bajo nivel de síndrome de burnout debido a sus estrategias
adaptativas. Sin embargo, el estudio de Sardón sobre estudiantes
universitarios de la Universidad del Altiplano reveló que el 50,3% de los
estudiantes experimenta un nivel medio de desgaste académico, mientras que
solo el 34,8% presenta un nivel bajo.
El estudio encontró que los maestros experimentan niveles reducidos
de agotamiento. Sin embargo, también reveló que el grado de agotamiento
aumenta a medida que los docentes tienen un contacto más directo con los
estudiantes, lo que lleva al agotamiento emocional. Curiosamente, la
pandemia de Covid-19 ha requerido un cambio hacia el aprendizaje remoto,
lo que ha resultado en una disminución de las demandas emocionales y las
reacciones negativas de los estudiantes. Este cambio ha sido beneficioso para
los docentes ya que ha aliviado la carga emocional que experimentaban
anteriormente.
Estos hallazgos se alinean con estudios similares realizados por
Carpio, Guevara y Carrera, que también observaron bajos niveles de
agotamiento entre los docentes en entornos de aprendizaje a distancia. En
cuanto al agotamiento emocional de los docentes, la hipótesis inicial proponía
un alto nivel de agotamiento emocional. Sin embargo, la hipótesis fue
47
rechazada ya que el estudio encontró que el 76% de los docentes presentaba
un nivel bajo de agotamiento emocional, mientras que solo el 12% presentaba
un nivel alto. Estos resultados respaldan la idea de que los docentes
generalmente experimentan un nivel manejable de agotamiento emocional.
Por el contrario, se rechazó la hipótesis que sugería un nivel medio de
despersonalización entre los estudiantes. Un estudio realizado por Vélez
(2021) en la Universidad Jorge Basadre de Tacna tuvo como objetivo medir el
nivel de burnout entre los profesores. El estudio reveló que el 69,6% de los
profesores experimentó un bajo nivel de agotamiento emocional. Este
hallazgo se alinea con los resultados de la investigación de Sardón (2021), que
encontró que el 39% de los estudiantes de la Universidad del Altiplano
también presentaban un nivel medio de agotamiento emocional y el 8,6% un
nivel alto. Sardón explicó además que los signos de agotamiento emocional
entre los estudiantes incluyen el distanciamiento emocional y cognitivo del
trabajo, a menudo debido a la gran carga de trabajo que se les asigna.
El 74,2% de los estudiantes del instituto tienen un trabajo a tiempo
parcial además de sus estudios, lo que aumenta su carga emocional. En
cuanto a la dimensión de la despersonalización entre los docentes, se rechazó
la hipótesis que proponía un nivel medio de despersonalización. El estudio
encontró que el 100% de los docentes tenían un bajo nivel de
despersonalización. Este hallazgo se hace eco de los resultados del estudio de
Zevallos (2019) centrado en docentes de un instituto tecnológico, que
encontró que el 64,1% de los docentes presentaba un bajo nivel de
despersonalización. Esto indica que los docentes no experimentaron
decepción o sentimientos cínicos hacia sus compañeros y alumnos.
No estaban irritables y no respondían impersonalmente a los demás.
Estos hallazgos también se alinean con el estudio de Vélez (2021) sobre
docentes de la Universidad Jorge Basadre, que encontró que el 83,9% de los
docentes presentaba un bajo nivel de despersonalización. Estos hallazgos son
consistentes con el estudio realizado por Biondi y Benuzzi (2021) sobre
desgaste académico en estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San
48
Luis. Su investigación reveló que los estudiantes sentían que no podían dar
más de mismos debido a las altas exigencias de su título y otras
responsabilidades externas.
En cuanto a la dimensión de realización personal en los docentes, la
hipótesis fue que el nivel de realización personal entre los docentes es
moderado. Esta hipótesis fue aceptada, ya que el 92% de los docentes del
Instituto Latinoamericano Siglo XXI exhibieron un nivel medio de realización
personal, como se muestra en la tabla 7, estos resultados difieren de los
encontrados por Vélez (2021), quien reportó altos niveles de realización
personal y bajos niveles de despersonalización y agotamiento emocional. De
igual forma, Hurtado (2019) menciona en su estudio sobre docentes
universitarios que el nivel de realización personal es alto.
Se puede observar que esta dimensión essiendo influenciada por el
contexto de la educación a distancia, ya que aún existe una falta de
autoeficacia y realización personal en el trabajo debido a los desafíos que
plantea la educación en un escenario presencial. Resultados similares
presentaron Domínguez y Mendoza (2019) en su estudio sobre estudiantes
universitarios, donde el 79% de los participantes exhibió un bajo nivel de
despersonalización. Este hallazgo se alinea con los resultados del presente
estudio, indicando que a pesar de experimentar agotamiento emocional, los
estudiantes no se distancian de las actividades académicas ni muestran apatía
hacia su entorno y formación académica. Debido a que el 89,06% de los
estudiantes presenta un bajo nivel de despersonalización, como se indica en
la tabla 12, los resultados difieren de los presentados en un estudio
comparativo realizado por Arias, Huamani y Ceballos (2019) entre
estudiantes universitarios de Arequipa.
En ese estudio se encontró que los docentes presentaban niveles
medios y altos de despersonalización. También se observó que los docentes
universitarios generalmente tienen niveles más altos de despersonalización
en comparación con los docentes escolares. Esto se puede atribuir al hecho de
que los docentes universitarios generalmente no participan en sesiones de
49
aprendizaje, planificación de actividades didácticas o brindan apoyo cercano
a los estudiantes; en cambio, realizan principalmente clases expositivas, ya
que se supone que los estudiantes de nivel superior tienen niveles más altos
de madurez en comparación con los del nivel básico. Estos hallazgos sugieren
que los docentes de institutos superiores tienen diferentes enfoques y
comportamientos dentro de la institución, lo que los diferencia de los
docentes universitarios.
La aceptación de los hallazgos en este estudio se debe a que el 68,75%
de los estudiantes demostraron niveles medios de eficiencia, como se indica
en lo académico (tabla 13). Este resultado contradice los hallazgos de Sardón
(2021), quien identificó bajos niveles de agotamiento emocional y
despersonalización en los estudiantes. Sin embargo, este estudio también
encontró un bajo nivel de confianza profesional, lo que sugiere que los
estudiantes pueden estar experimentando una pérdida de fe en sus
habilidades.
Es importante señalar que este estudio tuvo limitaciones,
particularmente en lo que respecta al tamaño de la muestra tanto de docentes
como de estudiantes. Por lo tanto, se recomienda que futuras investigaciones
repliquen el estudio con una muestra más grande, que incluya instituciones
de educación superior tanto públicas como privadas. Además, sería
beneficioso incorporar nuevas variables que puedan proporcionar una
comprensión más profunda de cada dimensión del burnout.
2.5 Algunas experiencias de trabajo social en síndrome de Burnout.
Para abordar y reducir el agotamiento emocional que experimentan los
estudiantes de trabajo social, es crucial implementar un modelo de
intervención que logre este objetivo de manera efectiva e innovadora. Por ello,
este proyecto propone un modelo basado en las redes sociales y el apoyo
social. El formato de aprendizaje remoto puede provocar agotamiento
emocional en los estudiantes, especialmente cuando tienen dificultades para
comprender sus estudios o se sienten incompetentes. Este agotamiento puede
50
incluso llevar al deseo de abandonar su carrera académica. El modelo de
Conservación de Recursos explica que cuando las personas se sienten
amenazadas o frustradas en su búsqueda del éxito, pueden creer que carecen
de los recursos necesarios para manejar situaciones estresantes (Hobfoll y
Freedy, 1993). Crear redes sociales para estudiantes que experimentan niveles
moderados de agotamiento emocional puede ser muy beneficioso. Estas redes
brindan apoyo y permiten a los estudiantes profundizar en estrategias de
afrontamiento y técnicas de autocuidado. Además, estas redes sirven como
plataforma para compartir recursos y fomentar conexiones con otras personas
que pueden brindar asistencia y comprensión.
Para potenciar la autoevaluación positiva de los docentes con
respecto a su trabajo, es fundamental brindar capacitación que les ayude a
comprender diversos aspectos, como las estrategias de afrontamiento, la
importancia de su propio trabajo, las demandas laborales y la priorización de
tareas. Además, es importante facilitar actividades que alienten a los docentes
a interactuar entre a través de actividades posteriores al trabajo y ejercicios
de trabajo en equipo. Estas actividades crean una plataforma ideal para que
los maestros compartan sus propias experiencias y aprendan de sus colegas,
lo que en última instancia conduce a una mayor apreciación de su propio
trabajo y el trabajo de los demás. La intervención implementada en este
proyecto se enfoca en construir redes y brindar apoyo social.
Cuando los docentes experimentan una realización personal baja o
moderada, a menudo se encuentran insatisfechos e infelices tanto con su
trabajo como con ellos mismos. Este proyecto toma en consideración el
modelo explicativo de Cherniss (1992), que sugiere que el ambiente de trabajo
interactúa constantemente con las características del docente. Estas
interacciones pueden crear situaciones de apoyo y demandas laborales
adicionales, lo que lleva a sentimientos de competencia y éxito que
eventualmente se vuelven negativos. Si esta autoevaluación negativa persiste
en el tiempo, puede afectar negativamente el nivel de seguridad, compromiso
51
y productividad del maestro, lo que en última instancia resulta en un
desempeño laboral deficiente.
2.6 Riesgo de Burnout en Docentes Universitarios.
Debido a la creciente preocupación por el avance y progreso de la
educación superior, se ha incrementado el interés por el campo de la
docencia, ya que conlleva importantes responsabilidades y un alto nivel de
compromiso. En consecuencia, esta profesión ha sido reconocida como una
ocupación altamente estresante, que puede tener efectos perjudiciales en el
bienestar mental y físico de los docentes, así como en su funcionamiento
profesional.
De hecho, los docentes tienen un alto riesgo de desarrollar el síndrome
de burnout, el cual se considera un fenómeno social caracterizado por una
disminución en el desempeño laboral, particularmente en los días en que
interactúan con otros, como es el caso de los trabajos que requieren brindar
un servicio basado en estándares de calidad, como la enseñanza. En
consecuencia, las respuestas que muestra el profesorado ante situaciones de
exceso de exigencia incluyen insatisfacción laboral y profesional, intentos de
abandono de la profesión, disminución de la productividad, pérdida de
compromiso, falta de interés y otras consecuencias relacionadas con la salud
(Villamar et al., 2019).
Estas repercusiones se han vuelto aún más evidentes durante la
pandemia de covid-19, ya que los docentes han tenido que adaptarse a los
métodos de enseñanza a distancia, a menudo sin el apoyo o la capacitación
adecuados, lo que genera más desafíos y presión sobre su bienestar y el de
sus alumnos. En los últimos 20 años, una definición sugerida por Maslach y
Jackson en 1986 se ha vuelto muy popular en los escritos científicos. Según
ellos, el síndrome de burnout es una manifestación conductual que surge del
estrés relacionado con el trabajo (Rojas et al., 2021). Este fenómeno ha ido en
aumento, así como sus repercusiones en el profesorado universitario, que, por
52
la naturaleza de su trabajo, está expuesto a exigencias psicológicas derivadas
de la multitud y diversidad de tareas que debe realizar (Pujol et al., 2019).
En los últimos 30 años, ha habido un progreso significativo en la
comprensión del agotamiento, con numerosos estudios realizados en todo el
mundo. Estos estudios han identificado más de 100 signos y síntomas
asociados con el agotamiento. Sin embargo, todavía hay aspectos del
síndrome que no se comprenden del todo (Lovo, 2020). Inicialmente, el
término agotamiento no ganó mucha atención en la comunidad científica. Sin
embargo, en 1982, Maslach publicó sus estudios definiendo los componentes
del síndrome, que incluían fatiga personal, despersonalización y baja
realización personal como resultado del estrés laboral prolongado.
Los estudios de Maslach han tenido un impacto duradero y sus
hallazgos son ampliamente aceptados en la comunidad científica. El
Inventario de Burnout de Maslach, desarrollado por Maslach y Jackson a
principios de la década de 1980, sigue siendo una de las pruebas s
utilizadas para medir el síndrome de burnout (Serrano et al., 2021). En 1974,
Freudenberger, citado por Lovo (2020), reintrodujo el término en sus escritos.
Trabajando en una clínica que recibía continuamente voluntarios, observó
que después de un año de trabajo repetitivo, las personas comenzaban a
experimentar una pérdida de energía y mostraban síntomas de agotamiento.
Esto eventualmente condujo al desarrollo de ansiedad y depresión.
Freudenberger usó el término agotamiento para describir las demandas
laborales crónicas y excesivas que causaron este desgaste.
El síndrome de burnout fue mencionado por primera vez en el trabajo
de Graham Green en 1961, donde describía la historia de un arquitecto
abrumado que decidió abandonar su vida actual y buscar la paz en la jungla
africana debido a la naturaleza repetitiva de su profesión (Gurumendi et al.,
2021). El agotamiento, también conocido como el síndrome de agotamiento o
agotamiento, es una respuesta a las demandas laborales excesivas,
particularmente en las profesiones de servicios. Se considera un síndrome
resultante del estrés laboral crónico que no ha sido manejado de manera
53
efectiva. La Organización Mundial de la Salud reconoce la importancia de
este riesgo, como se destacó durante la 72.ª Asamblea Mundial de la Salud en
Ginebra en mayo de 2019.
En los últimos 30 años, ha habido un progreso significativo en la
comprensión del agotamiento, con numerosos estudios realizados en todo el
mundo. Estos estudios han identificado más de 100 signos y síntomas
asociados con el agotamiento. Sin embargo, todavía hay aspectos del
síndrome que no se comprenden del todo (Lovo, 2020). Inicialmente, el
término agotamiento no ganó mucha atención en la comunidad científica. Sin
embargo, en 1982, Maslach publicó sus estudios definiendo los componentes
del síndrome, que incluían fatiga personal, despersonalización y baja
realización personal como resultado del estrés laboral prolongado. Los
estudios de Maslach han tenido un impacto duradero y sus hallazgos son
ampliamente aceptados en la comunidad científica.
El Inventario de Burnout de Maslach, desarrollado por Maslach y
Jackson a principios de la década de 1980, sigue siendo una de las pruebas
más utilizadas para medir el síndrome de burnout (Serrano et al., 2021). En
1974, una persona llamada Freudenberger habló de algo llamado
"agotamiento" en sus escritos. Notó que las personas que trabajaban como
voluntarias en una clínica durante todo un año comenzaban a sentirse
realmente cansadas y abrumadas; las personas comenzaban a experimentar
una pérdida de energía y mostraban síntomas de agotamiento. Esto
eventualmente condujo al desarrollo de ansiedad y depresión. Freudenberger
usó el término agotamiento para describir las demandas laborales crónicas y
excesivas que causaron este desgaste.
El síndrome de burnout fue mencionado por primera vez en el
trabajo de Graham Green en 1961, donde describía la historia de un
arquitecto abrumado que decidió abandonar su vida actual y buscar la paz en
la jungla africana debido a la naturaleza repetitiva de su profesión
(Gurumendi et al., 2021). El agotamiento, también conocido como el síndrome
de agotamiento o agotamiento, es una respuesta a las demandas laborales
54
excesivas, particularmente en las profesiones de servicios. Se considera un
síndrome resultante del estrés laboral crónico que no ha sido manejado de
manera efectiva. La Organización Mundial de la Salud reconoce la
importancia de este riesgo, como se destacó durante la 72.ª Asamblea
Mundial de la Salud en Ginebra en mayo de 2019.
La educación superior juega un papel crucial en el desarrollo y
progreso de la sociedad, por lo que es imperativo invertir en mejorar la
educación a este nivel. El trabajo docente es un componente clave en esta
mejora, pero conlleva varios desafíos. Los docentes enfrentan dificultades
como una inadecuada formación profesional, falta de estrategias
pedagógicas, desmotivación de los estudiantes y recursos limitados. Estos
desafíos pueden generar estrés y desmotivación entre los docentes, lo que
puede verse influenciado por su nivel de experiencia y características
individuales. Cada lugar de trabajo y profesión tiene su contexto y
actividades únicos, lo que destaca la importancia de las instituciones de
educación superior para reconocer y abordar los desafíos específicos que
enfrentan los docentes en sus respectivos campos.
La enseñanza se considera una profesión de alto riesgo para
desarrollar estrés y agotamiento (SB) debido a las múltiples tareas
involucradas, incluidas la interacción constante con los estudiantes y colegas,
la planificación del plan de estudios, la presentación de informes de
desempeño, la evaluación de los estudiantes y las tareas administrativas y de
investigación. Estos conflictos a menudo resultan en frustración,
pensamientos contradictorios, disminución de la tolerancia, sentimientos de
impotencia, agotamiento y otras manifestaciones físicas y mentales, que
finalmente afectan el proceso de enseñanza y aprendizaje.
A medida que los docentes adquieren más experiencia en la
docencia universitaria, no solo mejoran sus conocimientos académicos, sino
que también desarrollan características individuales que pueden aliviar o
exacerbar situaciones estresantes. Los docentes de hoy no sólo tienen que
cumplir con sus responsabilidades administrativas e investigativas como
55
miembros de la comunidad universitaria, sino que también tienen el deber
intrínseco de formar a los futuros profesionales. Estos factores pueden tener
efectos físicos y mentales, lo que lleva a repercusiones en el lugar de trabajo,
como ausentismo, altas tasas de rotación y bajos niveles de productividad
causados por SB.
Los profesores universitarios enfrentan una inmensa presión para
cumplir con una amplia gama de demandas. Estas demandas incluyen
implementar nuevos planes de estudio, modificar metodologías de
enseñanza, evaluar constantemente su actividad docente y someterse a
evaluaciones nacionales de calidad de la investigación, entre otras. En
consecuencia, cuando los docentes perciben una incongruencia entre estas
demandas y su capacidad para satisfacerlas, pueden experimentar ansiedad,
la cual, de no ser atendida, puede derivar en el síndrome de Burnout (Ugalde
& Molestina, 2018).
La pandemia mundial provocada por el covid-19 ha trastornado
significativamente el campo de la educación. Tanto estudiantes como
docentes están enfrentando diversos cambios y desafíos personales y
académicos a raíz de la decisión del Ministerio de Educación de implementar
servicios educativos no presenciales o a distancia. Este cambio ha obligado a
los docentes a adaptarse a nuevas plataformas, modificar sus métodos de
enseñanza y enfoques de retroalimentación, y recibir capacitación y apoyo
adicionales; en consecuencia, los docentes experimentan una mayor
sobrecarga de trabajo (Cortez et al., 2021).
Es importante señalar que las demandas laborales excesivas están
estrechamente relacionadas con la presencia de BS. En el caso de los docentes,
las clases dictadas en la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) y, en
algunos casos, la carga de trabajo adicional de otra institución pueden
generar fatiga o astenia, ambos factores directos asociados a este riesgo
psicosocial (fuente necesaria). Para prevenir o contrarrestar el impacto del
Síndrome de Burnout (SB), es crucial identificar y evaluar el contexto
específico en el que se desenvuelven los docentes, incluyendo tanto los
56
factores de riesgo psicosocial como los factores de protección. Como
educadores que trabajan dentro del sistema educativo estatal, los docentes
tienen una responsabilidad importante que a menudo conlleva demandas
laborales sustanciales.
Estas presiones pueden conducir a alteraciones en los parámetros
cardiometabólicos, que se asocian al estrés y pueden contribuir al desarrollo
de BS. Además, la BS actúa como factor de riesgo para la exacerbación de
enfermedades cardiometabólicas como diabetes, hiperlipidemia, hipertensión
y aumento de la masa corporal, entre otras. Trágicamente, estas dolencias
vinculadas al síndrome de Burnout contribuyen a millones de muertes en
todo el mundo (Gurumendi et al., 2021).
Para garantizar una educación de calidad, es fundamental contar
con docentes motivados. Por lo tanto, las autoridades escolares y las
organizaciones educativas tienen la responsabilidad de priorizar el bienestar
mental y físico de los docentes, ya que desempeñan un papel fundamental en
la prestación de una educación eficaz (Castilla et al., 2021). A medida que las
instituciones educativas vuelven gradualmente a las actividades presenciales,
se espera que aumenten aún más las demandas de los maestros. Los docentes
deberán ser más receptivos a las nuevas necesidades de aprendizaje y
potencialmente implementar nuevas técnicas pedagógicas para abordar las
brechas educativas que pueden haber surgido durante los períodos de
aprendizaje remoto.
En los últimos tiempos, ha habido un enfoque creciente en los
efectos negativos del estrés crónico prolongado que experimentan los
docentes, y varias disciplinas científicas reconocen la necesidad de abordar y
prevenir el agotamiento en los educadores. Sin embargo, el surgimiento de la
pandemia de covid-19 ha aumentado las presiones que enfrentan los docentes
en el campo de la educación, lo que lleva a un aumento de los niveles de
estrés. Estas presiones incluyen una mayor carga de trabajo, preocupaciones
por la salud personal, el cambio repentino al uso de la tecnología como
entorno de trabajo principal y la lucha constante por encontrar un equilibrio
57
saludable entre el trabajo y la vida. En consecuencia, la necesidad de priorizar
el bienestar mental de los docentes se ha vuelto aún más urgente (Jarrín et al.,
2022).
Es evidente que la presencia del burnout tiene importantes costes
económicos, sociales, personales y laborales tanto para las personas afectadas
como para las organizaciones a las que pertenecen. Los efectos negativos se
filtran gradualmente en varios aspectos de la vida y el trabajo de una persona,
lo que lleva a una disminución de la productividad y un aumento de los
gastos de las empresas (García et al., 2017).
Investigación realizada por Guimarães et al. (2017) destaca que los
docentes comúnmente emplean estrategias que implican aceptar y aprender
de los desafíos que enfrentan, conocidas como "lucha" o resolución de
problemas. Los conflictos diarios, como la gestión del trabajo extracurricular,
la enseñanza de clases extensas, la navegación en entornos desafiantes y la
lucha con estudiantes desinteresados, contribuyen a los niveles de estrés.
Estas situaciones requieren que los maestros empleen estrategias de
confrontación para prevenir el crecimiento del estrés que puede conducir a
resultados adversos para la salud.
Cuando los docentes universitarios se enfrentan a un estrés laboral
crónico e insuperable, puede generar agotamiento emocional, desmotivación,
sentimientos de fracaso y bajo rendimiento. Estos síntomas a menudo se
asocian con el Síndrome de Burnout, también conocido como Síndrome de
Desgaste, malestar del maestro o maestro quemado. Ponce et al. (2022)
realizaron un estudio a 89 docentes de tiempo completo de la Facultad de
Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad Técnica de Manabí.
Administraron el cuestionario de afrontamiento del estrés (CAE) y
encontraron que estos maestros exhibían estilos de afrontamiento
inadecuados al lidiar con el estrés. La presente revisión de artículos revela
una conexión entre el ambiente universitario latinoamericano en el siglo XXI
y la prevalencia del Síndrome de Burnout (SB) Anzules et al. (2022) realizaron
un estudio con 53 docentes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la
58
Universidad Técnica de Manabí en Ecuador, encontrando que tanto docentes
como docentes experimentaban una falta de realización personal.
Curiosamente, los únicos casos de altos niveles de síndrome de
Burnout se observaron entre los docentes titulares, como lo indican Yslado et
al. (2020) en su estudio con 89 docentes de la Facultad de Ciencias
Empresariales de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo
(UNASAM) en Perú. Estos hallazgos sugieren que los docentes evaluados en
estos estudios demostraron niveles significativamente más altos de síndrome
de Burnout en dimensiones como agotamiento emocional, despersonalización
y baja realización personal relacionada con la docencia y la investigación.
Experimentar un estrés laboral excesivo puede conducir al
desarrollo de mecanismos de afrontamiento poco saludables que dificultan la
interacción con los compañeros y las habilidades para resolver problemas
relacionados con el trabajo. Por lo tanto, al examinar los hallazgos de otros
investigadores en este campo, se hace evidente que existe evidencia científica
que respalda la conexión entre el burnout y los docentes universitarios, así
como la relación entre el estrés laboral y las percepciones de los estudiantes
universitarios sobre sus docentes.
Realizar evaluaciones para evaluar la presencia y el alcance del
desgaste profesional entre los docentes es crucial para brindar el apoyo
profesional necesario. Los resultados de este estudio investigativo
demuestran que el burnout surge de una respuesta inadecuada y prolongada
a los estresores psicosociales presentes en el ambiente laboral. Se caracteriza
por ser un proceso continuo que va afectando a los individuos de forma
paulatina, dando lugar a los síntomas típicos asociados al síndrome. A la luz
de estos hallazgos, es imperativo implementar medidas de apoyo psicológico
para los docentes que experimentan agotamiento y brindar apoyo continuo a
aquellos en riesgo.
Esto ayudará a mitigar el impacto psicológico de su trabajo y
abordará los factores de riesgo psicosocial que contribuyen al agotamiento.
59
Además, se deben implementar planes de intervención proactiva para
prevenir o reducir el estrés laboral entre los docentes que aún no han
experimentado el agotamiento. Por lo tanto, es crucial considerar los aspectos
de bienestar y salud ocupacional al evaluar la efectividad de las Instituciones
de Educación Superior. Vale la pena mencionar que las consecuencias físicas,
mentales y emocionales del agotamiento laboral disminuyen el compromiso
de los docentes con la educación, lo que a su vez dificulta su capacidad para
implementar prácticas docentes innovadoras y efectivas que promuevan un
aprendizaje de calidad. Este impacto negativo también afecta a los
estudiantes, lo que lleva a percepciones y emociones desfavorables hacia su
educación, lo que resulta en resultados académicos y conductuales
perjudiciales.
60
CAPÍTULO III
EL BURNOUT EN LAS UNIVERSIDADES
LATINOAMERICANAS
3. Agotamiento Académico en Estudiantes Universitarios.
El agotamiento académico entre los estudiantes universitarios en
Perú se ha convertido en un tema preocupante que amerita mayor análisis y
comprensión. El fenómeno de sentirse abrumado y agotado por las
responsabilidades y presiones académicas prevalece entre este grupo en
particular. Por lo tanto, es crucial profundizar en las causas, consecuencias y
posibles soluciones para abordar esta creciente preocupación. Al explorar los
factores que contribuyen al agotamiento académico, incluidos la competencia
intensa, las altas expectativas y los cursos exigentes, podemos obtener
información sobre los desafíos únicos que enfrentan los estudiantes
universitarios peruanos.
Además, comprender los resultados negativos asociados con el
agotamiento académico, como la disminución de la motivación, la
disminución del rendimiento académico y los problemas de salud mental,
destaca la urgencia de la intervención y el apoyo. En consecuencia, es crucial
desarrollar estrategias e intervenciones efectivas para aliviar la carga de estos
estudiantes y fomentar su bienestar. Esto puede implicar la implementación
de programas de manejo del estrés, la promoción de un enfoque equilibrado
de la vida académica y personal, y la provisión de recursos para el apoyo a la
salud mental. Al reconocer la prevalencia y el impacto del agotamiento
académico entre los estudiantes universitarios peruanos, podemos trabajar
para crear un entorno de aprendizaje más favorable y propicio que nutra su
crecimiento y éxito.
A pesar de las consecuencias negativas del agotamiento
académico, se ha descubierto que los estudiantes emplean varias estrategias
61
de afrontamiento para manejar y aliviar sus efectos. Según Caballero et al.
(2015), estas estrategias se pueden categorizar en tres tipos: afrontamiento
centrado en el problema, que implica modificar las demandas o eventos que
causan estrés para encontrar una solución o reducir su impacto;
afrontamiento centrado en la emoción, que tiene como objetivo disminuir o
eliminar los pensamientos y emociones negativos; y el afrontamiento de
evitación, que implica evitar o distanciarse por completo de los factores
estresantes.
Las consecuencias del agotamiento académico pueden ser graves y
de gran alcance, afectando tanto la salud física como la psicológica de los
estudiantes. Estas consecuencias pueden manifestarse como síntomas
psicosomáticos, como problemas cardiovasculares, trastornos
gastrointestinales, trastornos del sueño y fatiga, así como problemas
emocionales como insatisfacción con los estudios, depresión, falta de
autoestima y desmotivación. Además, las consecuencias conductuales pueden
incluir bajo rendimiento académico, abuso de sustancias, hábitos alimenticios
poco saludables, ausentismo e incluso deserción escolar (Aguayo et al., 2019,
p.708).
El desgaste académico se define como una consecuencia negativa y
dañina del estrés crónico que experimentan los estudiantes en respuesta a las
exigencias excesivas del trabajo académico y del entorno académico (Loayza
et al., 2016; Osorio, Parrello y Prado, 2020). Este agotamiento puede tener
efectos perjudiciales en la salud mental de los estudiantes, a como en su
bienestar general y rendimiento académico (Caballero, Breso y González,
2015).
Se caracteriza por agotamiento emocional, lo que conduce a una
actitud cínica e indiferente hacia las responsabilidades académicas, junto con
sentimientos de baja autoeficacia y competencia en sus actividades
académicas (Domínguez, 2018; Aguayo et al., 2019; Marenco, Suárez y
Palacio, 2017). Se han identificado varios factores personales, académicos y
sociodemográficos que contribuyen al desgaste académico. Estos factores se
62
pueden clasificar en tres categorías: variables de contexto académico
(comunicación y distancia con los docentes, estrategias y demandas de
enseñanza, compatibilidad de carga de trabajo, etc.), variables de contexto
social (competencia entre pares, participación en actividades
extracurriculares, carrera elegida, nivel socioeconómico etc.), e
intrapersonales (género, habilidades de gestión del tiempo, ansiedad ante los
exámenes, autoeficacia, rasgos de personalidad, etc.) (Caballero, Hederich y
Palacio, 2010).
Numerosos estudios han examinado el agotamiento académico en
estudiantes universitarios y han encontrado una prevalencia significativa de
agotamiento en niveles moderados o altos. Estos estudios incluyen
investigaciones de Osorio et al. (2020), Bolaños y Rodríguez (2016), Loayza et
al. (2016), Marenco et al. (2017), Núñez (2017), Estrada et al. (2017), Uribe e
Illesca (2017) y Rodríguez et al. (2019). Además, los investigadores también
han investigado las variables sociodemográficas, académicas y laborales
asociadas con el desgaste académico. Aunque algunos hallazgos no son
concluyentes, sugieren que ser mujer, pertenecer a grupos de edad más
jóvenes, cursar el primer y último año de estudios y trabajar mientras se
estudia puede aumentar la probabilidad de sufrir desgaste académico
durante la vida universitaria (Osorio et al., 2020); Bolaños y Rodríguez, 2016;
Caballero et al., 2010; Uribe e Illesca, 2017; Rodríguez et al., 2019).
Esta investigación es significativa porque tiene como objetivo
determinar la prevalencia del desgaste académico en una universidad pública
de Madre de Dios, Perú. Existe una escasez de estudios locales y regionales
sobre este tema, por lo que es crucial investigar cómo el desgaste académico
afecta a los estudiantes en este contexto específico. Los hallazgos de este
estudio pueden informar el desarrollo y la implementación de acciones
preventivas o correctivas para reducir la incidencia y la prevalencia del
agotamiento académico.
En última instancia, esto creará un entorno que permita a los estudiantes
prosperar en su viaje universitario, mejorando su calidad de vida general y su
63
bienestar psicológico. Por ello, el objetivo de esta investigación es brindar una
descripción integral del desgaste académico entre los estudiantes de la
carrera profesional de Educación de una universidad pública de Madre de
Dios, Perú. Un factor que contribuye al desgaste académico es la presencia de
una situación estresante. Esto puede manifestarse de diferentes maneras,
incluidas el agotamiento emocional, la despersonalización y la reducción de
la realización personal. Otro factor es el afrontamiento de evitación, donde los
individuos intentan evitar la situación estresante distrayéndose con otras
actividades o acciones.
3.1 Grupo de Estudiantes con Burnout.
Las características sociodemográficas y académicas de la muestra
se presentan en la Tabla 2.1. Se puede observar que la edad promedio de los
participantes fue de 22 años. La mayoría de los participantes fueron mujeres,
representando el 59,9% de la muestra. El rango de edad de los participantes
fue principalmente entre 16 y 20 años, representando el 44% de la muestra.
En cuanto a su campo de estudio, el 46,1% pertenecía a la especialidad de
Inicial y Especial. Aproximadamente el 50% de los participantes tenían una
media ponderada entre 11 y 14. La mayoría de los participantes cursaba el
segundo año de estudios, constituyendo el 29,2% de la muestra. En cuanto a
la situación laboral, el 52% de los participantes no trabajaba.
Por su parte, el 54,5% de los participantes reportaron tener pareja
estable. El cuestionario en tardó aproximadamente 15 minutos en
completarse. Una vez obtenido un total de 202 respuestas, se cerró el acceso a
la encuesta. Los datos recopilados del cuestionario se exportaron luego a un
archivo de Microsoft Excel. Para el Cuestionario de la Encuesta Estudiantil
del Inventario de Burnout de Maslach (MBI-SS), las respuestas se evaluaron
utilizando una escala de calificación. El proceso de recolección de datos se
llevó a cabo en agosto de 2020. Para llegar a los estudiantes e informarles
sobre la investigación, se utilizó la red social digital WhatsApp. A través de
esta plataforma, se explicó a los estudiantes el objetivo del estudio y se les
facilitó un enlace para acceder al cuestionario de Google Forms.
64
Antes de continuar con el cuestionario, se pidió a los estudiantes
que leyeran atentamente y comprendieran las pautas proporcionadas.
Adicionalmente, se les solicitó su consentimiento informado, reconociendo
que su participación en la investigación fue voluntaria. Para el análisis de los
datos se utilizó el software SPSS versión 22. Los resultados descriptivos se
organizaron y presentaron en forma de tablas de frecuencia y porcentaje.
Además, el análisis inferencial implicó el uso de la prueba no paramétrica Chi
Square. Esta prueba se empleó para determinar si existía una asociación
significativa entre el desgaste académico y las variables propuestas en la
investigación.
Tabla 2.1
Característica de la muestra de estudiantes.
65
Fuente: Estrada; Gallegos; Mamani, (2020).
Los resultados que se muestran en la Tabla 2.1 demuestran que
una proporción significativa de estudiantes experimenta un grado moderado
de desgaste académico (52,5%). En cuanto a los componentes específicos del
burnout, los estudiantes también se identifican con niveles moderados de
agotamiento emocional (66,3%), cinismo (43,1%) y eficacia académica (36,1%)
Tabla 2.2
Resultados del Burnout Académico y sus Dimensiones
Fuente: Estrada; Gallegos; Mamani, (2020).
Los hallazgos de la Tabla 2.2 indican que existen conexiones
significativas entre la prevalencia del agotamiento académico y ciertos
factores como el género, el grupo de edad, el año de estudio y la situación
laboral entre los estudiantes (p<0,05). Sin embargo, no se observaron
asociaciones significativas en cuanto a especialidad, promedio ponderado y
estado civil (p>0,05). En consecuencia, el análisis reveló que las alumnas de
entre 16 y 20 años, que se encontraban en los primeros años de su trayectoria
académica y también empleadas, mostraban niveles ligeramente más altos de
desgaste académico en comparación con otros grupos.
66
Tabla 2.3
Burnout académico y variables sociodemográficas y académicas
Fuente: Estrada; Gallegos; Mamani, (2020).
3.2 Prevalencia de Burnout Académico en estudiantes universitarios en
Perú
Los hallazgos de la investigación realizada por Estrada; Gallegos;
Mamani, (2020), revelan que los estudiantes de la carrera de Educación
presentan niveles moderados de desgaste académico. Esto significa que a
menudo se encuentran emocionalmente agotados, sintiendo que han llegado
a un punto en el que ya no pueden dar su mejor esfuerzo. Además, estos
estudiantes también han perdido el interés por sus estudios, descuidando su
importancia y dedicándoles un tiempo mínimo. Incluso han comenzado a
dudar de su propia eficacia académica, subestimando sus propias
competencias, habilidades y destrezas.
Vale la pena señalar que estos síntomas de desgaste académico no
solo impactan directamente en su desempeño en la universidad, sino que
67
también afectan negativamente su calidad de vida en general. Marenco et al.
(2017) enfatizan la importancia de identificar factores protectores,
mecanismos regulatorios y estrategias de afrontamiento para combatir el
agotamiento académico. Si no se trata, esta condición puede provocar
problemas cardiovasculares, trastornos mentales, hipertensión e insomnio, lo
que aumenta significativamente las tasas de morbilidad.
Participar en un programa de grado universitario puede ser un
esfuerzo increíblemente exigente, que ejerce una presión significativa sobre
los estudiantes y hace que experimenten altos niveles de estrés. En
consecuencia, es muy probable que los estudiantes sufran desgaste
académico, cuando se profundizó en la prevalencia del desgaste académico
entre los estudiantes matriculados en el programa de Educación en una
universidad pública en Madre de Dios, se determinaron las variables que
pueden estar asociadas a este fenómeno, los resultados se alinean con varios
otros estudios que han reportado la presencia de desgaste académico entre
los estudiantes, con niveles que van de moderados a altos.
Estos niveles de burnout se atribuyen principalmente a las
exigencias que la universidad impone a los estudiantes, así como a los
contextos sociales y familiares en los que se varios estudios como los de
(Osorio et al., 2020; Bolaños y Rodríguez, 2016; Loayza et al., 2016; Marenco et
al., 2017; Núñez, 2017; Estrada et al., 2017; Uribe e Illesca, 2017; Rodríguez et
al., 2019) han examinado ampliamente el impacto del síndrome de burnout
en los estudiantes, centrándose específicamente en el agotamiento emocional.
Estos estudios han encontrado consistentemente que el agotamiento
emocional es más frecuente entre los grupos de edad más jóvenes (Bolaños &
Rodríguez, 2016; Aguayo et al., 2019; Estrada et al., 2017). Esto sugiere que el
síndrome de burnout puede afectar significativamente el bienestar y la salud
mental de los estudiantes, particularmente aquellos en sus primeros años de
educación.
Adicionalmente, la severidad del burnout académico se ha
relacionado con el año de estudio, siendo los estudiantes de primero,
68
segundo y quinto años los que experimentan mayores niveles de burnout en
comparación con los de tercero y cuarto año (p=0,008<0,05). Esta tendencia se
alinea con estudios previos que sugieren que los estudiantes entrantes y los
próximos a graduarse son más susceptibles al agotamiento debido a los
desafíos asociados con la transición a la vida universitaria y la presión para
cumplir con las demandas académicas (Bolaños y Rodríguez, 2016; Aguayo et
al., 2019; Estrada et al., 2017; Uribe e Illesca, 2017). Además, se encontró que la
situación laboral de los estudiantes afecta significativamente sus niveles de
agotamiento académico (p=0,008<0,05).
Los estudiantes que trabajaron mientras estudiaban exhibieron
niveles ligeramente más altos de agotamiento en comparación con aquellos
que se concentraron únicamente en sus estudios. Este hallazgo se alinea con
la investigación de Caballero (2006), que destacó que los estudiantes con
responsabilidades laborales tienden a experimentar niveles más altos de
estrés y luchan con la gestión del tiempo, lo que lleva a un mayor
agotamiento. Es crucial identificar y prevenir el agotamiento académico en
estudiantes universitarios, ya que la falta de atención a este problema puede
resultar en síntomas psicosomáticos, conductuales y emocionales
perjudiciales, lo que en última instancia dificulta el rendimiento académico y
puede conducir a la deserción universitaria (Rosales y Rosales, 2013; García et
al., 2018).
Es importante destacar varias limitaciones que encontraron los
investigadores, una limitación significativa es el tamaño de la muestra
relativamente pequeña, que les impidió hacer generalizaciones más amplias y
restringe los hallazgos solo al grupo específico de estudiantes universitarios
involucrados en este estudio. Adicionalmente, vale la pena señalar que la
recolección de datos para este estudio se realizó al finalizar el ciclo
académico, lo que potencialmente podría haber tenido un impacto en los
resultados obtenidos. Por último, vale la pena mencionar que si bien
encontramos asociaciones entre las variables sociodemográficas, académicas
69
y el desgaste académico, no observamos ninguna asociación con los factores
específicos que contribuyen a este desgaste.
Existe la necesidad de que en futuras investigaciones se amplíe el
tamaño de la muestra al incluir estudiantes de diversas disciplinas
profesionales para garantizar la generalización de los resultados. Además,
explorar la asociación entre otras variables sociodemográficas y académicas y
los componentes del desgaste académico (como el agotamiento emocional, el
cinismo y la eficacia académica) proporcionaría una comprensión más
integral de este problema que prevalece entre los estudiantes universitarios.
Este análisis más profundo brindaría información más precisa sobre los
factores que contribuyen al agotamiento académico y ayudaría a diseñar
intervenciones específicas para abordar este problema de manera efectiva.
El estudio realizado en una universidad pública de Madre de
Dios, Perú, reveló que los estudiantes de la carrera de Educación presentaban
niveles moderados de desgaste académico. Además, la investigación
identificó varias variables, como el género, el grupo de edad, la situación
laboral y el o de estudio, que se relacionaron significativamente con el
agotamiento académico. A la luz de estos hallazgos, es crucial que el
departamento de psicopedagogía de la universidad desarrolle e implemente
programas que fomenten el desarrollo de factores protectores en los
estudiantes. Estos programas tienen como objetivo equipar a los estudiantes
con las habilidades necesarias para hacer frente de manera efectiva a
situaciones desafiantes y estresantes, lo que en última instancia reduce la
prevalencia del agotamiento académico.
3.3 Algunos síntomas relacionados con el Burnout en estudiantes
universitarios colombianos.
En los últimos años, ha habido un interés creciente en examinar los
factores que contribuyen al agotamiento en la educación y comprender su
impacto en los estudiantes. Los investigadores han explorado varios aspectos,
como la carga de trabajo, la presión académica, las relaciones profesor-
70
alumno y las influencias culturales. Al investigar el agotamiento en diferentes
entornos educativos y contextos culturales, los investigadores buscan
identificar estrategias e intervenciones efectivas para prevenir y manejar el
agotamiento entre los estudiantes.
Tradicionalmente, el estudio del agotamiento académico ha
asumido que cuando los estudiantes no experimentan agotamiento, se sienten
con energía, motivados y exhiben altos niveles de concentración y
persistencia. También tienden a dedicar más tiempo a las tareas, sienten una
sensación de felicidad y tienen un mayor entusiasmo, significado, inspiración,
orgullo y desafío hacia sus estudios, lo que en última instancia conduce a una
mayor percepción de salud mental positiva (Salanova et al., 2005; Knight et
al., 2010). Por el contrario, la presencia de burnout se caracteriza por
sentimientos de agotamiento, cinismo e ineficacia.
Esto incluye una sensación de no poder dar más de uno mismo
física y mentalmente, así como adoptar una actitud negativa de crítica y
desvalorización. El burnout también se traduce en una pérdida de interés por
el valor y la trascendencia de estudiar, junto con dudas sobre la propia
capacidad para tener éxito (Gil-Montes, 2001). En general, el estudio del
agotamiento académico proporciona información valiosa sobre las
experiencias y los desafíos que enfrentan los estudiantes.
Al comprender los factores que contribuyen al agotamiento y sus
consecuencias en la salud mental y el rendimiento académico, los educadores
y los legisladores pueden implementar estrategias para crear un entorno de
aprendizaje enriquecedor y de apoyo para los estudiantes. El fenómeno del
burnout en la educación ha sido ampliamente estudiado en escuelas y
universidades, variando el enfoque según el contexto cultural (Alfaro-Toloza
et al., 2014; Barraza-Macías et al., 2015; Noh et al., 2013; Salmela-Aro y
Tynkkynen, 2012; Pies et al., 2011; Wang et al., 2015; Ying et al., 2016). Se han
realizado numerosos estudios sobre el agotamiento en la educación primaria
y secundaria, particularmente en Europa, América del Norte y Asia. Sin
71
embargo, el estudio del burnout en América Latina es más frecuente a nivel
nacional
En el contexto académico de la región Caribe colombiana, ha existido un
enfoque específico en el estudio del desgaste académico en estudiantes
universitarios. Las investigaciones realizadas en esta región han revelado
niveles variables de prevalencia de agotamiento, cinismo y baja eficacia entre
estos estudiantes, que van desde 3,9% a 38,2%, 4,9% a 29,7% y 4,9% a 48,6%
respectivamente (Caballero, Abello y Palacio, 2006, 2007; Palace, Knight,
Gonzales, Gravini y Contreras, 2012). Se cree que el agotamiento académico
en los estudiantes universitarios es el resultado de la exposición prolongada a
factores estresantes crónicos que se originan en múltiples fuentes, incluidos el
contexto sociofamiliar, los factores organizacionales y académicos y los
recursos personales limitados.
La presencia de estos factores de riesgo a lo largo del tiempo no
solo confiere al síndrome de burnout un carácter psicosocial, sino que
contribuye a su impacto negativo en la salud mental (Caballero et al., 2010;
Caballero, Bresó y Gonzales, 2015). Además, investigaciones realizadas entre
estudiantes universitarios indican que el agotamiento emocional y el cinismo
hacia el trabajo académico tienden a aumentar a medida que avanza el
semestre, mostrando un patrón diferente al del desgaste ocupacional.
Esto destaca la naturaleza dinámica del desgaste académico y sus
diversas manifestaciones a lo largo del tiempo (Caballero et al., 2010;
Caballero et al., 2015; Salanova et al., 2005). Es importante señalar que el
agotamiento académico está influenciado por varios factores psicológicos,
sociales y organizacionales. A diferencia del burnout ocupacional, que está
determinado principalmente por características contextuales, el burnout
académico también es moldeado por factores específicos que aceleran su
desarrollo y contribuyen a su configuración tridimensional, incluyendo
burnout/burnout, cinismo/despersonalización e ineficacia/realización
personal (Caballero et al., 2010; Caballero et al., 2015; Salanova et al., 2005).
72
La investigación realizada por Galbraith y Merrill (2012) sugiere
que el agotamiento en la universidad puede desarrollarse gradualmente y
tener efectos negativos en la salud mental, lo que en última instancia aumenta
el riesgo de abandono académico. Esto es apoyado por estudios realizados
por Carlotto y Gonçalves (2008), Caballero et al. (2006; 2007; 2012) y Martínez
y Marques (2005). Las graves repercusiones del agotamiento, incluidas las
enfermedades cardiovasculares, los trastornos mentales, la hipertensión y el
insomnio, dan como resultado tasas de morbilidad más altas que las
demostradas anteriormente. Siendo el burnout un estado nocivo estable y
persistente (Toppinen-Tanner, Kalimo, & Mutanen, 2002), su progresión
gradual se acompaña de consecuencias negativas en la vida laboral de los
estudiantes universitarios.
Esto incluye insatisfacción con los estudios, bajos resultados en las
pruebas, bajo rendimiento académico y tendencia a la deserción (Carlotto y
Gonçalves, 2008; Martínez y Marques-Pinto, 2005; Salanova et al., 2004;
Salanova et al., 2005). Además, el agotamiento se asocia con una
autopercepción negativa de la salud (Gorter, Eijkman y Hoogstraten, 2000).
Lo que es más importante, el agotamiento está relacionado con problemas de
salud mental, como síntomas depresivos, disminución de la satisfacción con
la vida y problemas de salud física, como trastornos del sueño. También
aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo
II, infecciones comunes y síndrome metabólico (Ahola et al., 2012; Melamed
et al., 2006).
Se ha descubierto que la gravedad del agotamiento está
relacionada con varios problemas de salud. Cuando el agotamiento, el
cinismo y la ineficacia están presentes simultáneamente, se considera que el
agotamiento se encuentra en su manifestación más clínica. La presencia de
alguna de estas dimensiones determina los niveles de severidad, tal como lo
describe Sosa (2007). El agotamiento leve se caracteriza por síntomas
inespecíficos e imprecisos, acompañados de una disminución de la energía. El
agotamiento moderado incluye ntomas como insomnio, falta de atención y
73
concentración y un riesgo potencial de automedicación. El agotamiento grave
se caracteriza por la apatía hacia las actividades académicas, el aumento del
ausentismo y el uso descontrolado de alcohol y drogas, a nivel extremo
puede provocar crisis existenciales, retraimiento, depresión, enfermedades
psicosomáticas y otros síntomas clínicos.
Los efectos del agotamiento son amplios y pueden provocar una
hospitalización prolongada y, en última instancia, la muerte de la persona que
lo experimenta (Shirom, 2009; Toppinen-Tanner, Ahola, Koskinen y
Vaananen, 2009). El agotamiento tiene consecuencias alarmantes tanto en la
salud mental como en la física, pero es importante señalar que estos efectos
negativos no se limitan solo a la enfermedad mental, sino que pueden
manifestarse de varias maneras negativas en el funcionamiento general de un
individuo (Maslach, 2001). Se han identificado varios síntomas que apoyan la
idea de las repercusiones del burnout, aunque pueden no indicar
directamente una enfermedad mental (Maslach & Jackson, 1986; Maslach,
Schaufeli, & Leiter, 2001; Párraga, 2005).
Estos síntomas incluyen sentimientos de impotencia, fracaso,
frustración, impotencia, desesperanza, irritabilidad, decepción, pesimismo,
hostilidad, falta de tolerancia, comportamiento paranoico y agresión. El
burnout también puede conducir a la desaparición de expectativas, alteración
del autoconcepto y orientación cognitiva, pérdida de autoestima, apatía,
distracción, pérdida de sentido, valores y creatividad. Los individuos también
pueden exhibir evitación de responsabilidades y decisiones, ausentismo,
intención de abandonar los estudios, autosabotaje, devaluación,
comportamiento inadaptado, desorganización, mayor consumo de cafeína,
alcohol, tabaco y drogas, así como aislamiento o conflictos interpersonales,
cambios de humor, agotamiento, dolencias osteoarticulares, dolores de
cabeza, trastornos del ritmo circadiano, trastornos gastrointestinales y
taquicardia.
Si bien los síntomas del agotamiento son claros, es importante
tener en cuenta que algunos de estos síntomas también pueden estar
74
presentes en otras condiciones clínicas. Como resultado, ha habido un
creciente interés en comprender la naturaleza del agotamiento y su relación
con la salud mental. Si bien el burnout comparte síntomas con la ansiedad y
la depresión, como sentimientos de impotencia y una alta presencia de afecto
negativo, se diferencia de estas condiciones en cuanto a sus causas
subyacentes (Caballero et al., 2010). Sin embargo, es posible que el
agotamiento coexista y se manifieste junto con los síntomas de ansiedad y
depresión a medida que se desarrolla.
En el campo de la investigación sobre el agotamiento y la salud,
se ha reconocido que existe un vínculo claro entre el agotamiento y la
depresión. Este vínculo incluso ha sido considerado como irreductible por
Maslach et al. (2001) y Iacovides, Fountoulakis, Kaprini y Kaprinis (2003).
Schaufeli (2003) también apoya esta noción. Por el contrario, se ha encontrado
que el agotamiento y los síntomas depresivos son equivalentes en sus efectos,
ya que el aumento de uno es proporcional al aumento del otro; esta relación
ha sido establecida por Bianchi, Schonfeld y Laurent (2015) y Ahola et al.
(2014).
Las implicaciones del agotamiento tanto en la salud física como
mental son significativas, ya que tienen efectos negativos inmediatos y a largo
plazo en las personas. Por lo tanto, estudiar el burnout en estudiantes
universitarios es crucial para mantener el bienestar psicológico de esta
población y para su desarrollo integral. Además de los síntomas depresivos,
también se han explorado los síntomas ansiosos en relación con el
agotamiento. Pepe-Nakamura, Míguez y Arce (2014) investigaron
dimensiones clínicas como somatización, obsesión-compulsiva,
susceptibilidad interpersonal, hostilidad, ansiedad fóbica, paranoica y
psicótica entre estudiantes.
Sus hallazgos indican que los altos niveles de despersonalización están
asociados con varios síntomas relacionados con la ansiedad, que incluyen
somatización, obsesión-compulsiva y ansiedad generalizada. El agotamiento
emocional, por su parte, se relaciona con síntomas de somatización, obsesión-
75
compulsión, depresión, ansiedad generalizada, hostilidad, paranoia y
psicoticismo. Es interesante notar que el logro personal no está ligado a
problemas de salud mental. Estos hallazgos sugieren que la severidad del
burnout es gradual y se manifiesta en diversas sintomatologías.
Vale la pena señalar que el impacto en la salud mental aumenta
cuando coexisten síntomas de depresión y agotamiento. Bianchi y Laurent
(2015) descubrieron que esta presencia dual predice trastornos atencionales,
caracterizados por un mayor enfoque en la información negativa y un menor
enfoque en la información positiva. El síndrome de burnout se caracteriza por
su naturaleza difusa, insidiosa y evolutiva, lo que ha llevado a los
investigadores a considerarlo como una entidad clínica compleja, se cree que
el agotamiento coexiste con síntomas tanto depresivos como ansiosos. Esta
manifestación tridimensional del burnout ha sido avalada por estudios
realizados por Caballero et al. (2010) y Caballero, González y Palacio (2015).
Es crucial comprender si el burnout se vuelve más severo cuando
los individuos experimentan síntomas de malestar en psicología entre los
estudiantes universitarios de nuestra región. Adicionalmente, es importante
determinar el impacto específico que tienen las manifestaciones de salud
mental en la variabilidad del desgaste académico. Este conocimiento ayudará
a identificar posibles posibilidades de intervención y estrategias para abordar
el burnout en sus etapas tempranas o cuando es relativamente leve, evitando
así el desarrollo de síntomas clínicos. El objetivo de esta investigación es
explorar la relación entre los síntomas de salud mental y la manifestación del
burnout en estudiantes universitarios colombianos, con base en esto,
proponemos una hipótesis que sugiere una correlación positiva entre las
variables de nuestro estudio.
3.4 Estudiantes de diversos programas académicos universitarios.
Los criterios de inclusión para este estudio se establecieron para
incluir estudiantes de la Universidad de Ingeniería y Ciencias de la Salud que
dieron su autorización para participar en la investigación. Los participantes
76
se dividieron aún más en función de sus respectivas facultades. La Facultad
de Ingeniería representó la mayoría, aportando el 72,1% (n = 147) de los
participantes. Dentro de esta facultad, la carrera de Ingeniería en Sistemas
tuvo la mayor representación con 28,9% (n = 59), seguida de Ingeniería
Electrónica con 23,5% (n = 48) e Ingeniería Industrial con 19,6% (n = 40).
Por otro lado, la Facultad de Ciencias de la Salud aportó el
27,9% restante (n = 57) de los participantes, siendo la carrera de Psicología el
14,2% (n = 29), Medicina el 11,8% (n = 24) y Odontología el 2% (n = 4). Un
estudio realizado por Ato, López y Benavente (2013) utilizó un enfoque
cuantitativo para investigar tanto los factores explicativos como los
transversales. El estudio incluyó un total de 204 participantes que fueron
seleccionados a través de un muestreo no probabilístico intencional. Los
participantes tenían entre 16 y 39 años de edad, con una edad media de 19,46
y una desviación estándar de 3,27; los participantes estaban matriculados en
las Facultades de Ingeniería y Ciencias de la Salud de una universidad
pública del Caribe colombiano.
Los cuestionarios proporcionan herramientas esenciales para evaluar
el síndrome de burnout y los síntomas psicopatológicos en la población de
estudio. Han sido previamente validados en Colombia y han demostrado una
buena confiabilidad y consistencia interna. El Inventario de Síntomas SCL-90-
r, por su parte, consta de 90 ítems con una escala de medida tipo Likert de 5
puntos (que van de 0 a 4). Este cuestionario mide los síntomas psicológicos en
nueve áreas principales: síntomas físicos, pensamientos obsesivos y
compulsiones, sensibilidad hacia los demás, sentimientos de tristeza,
preocupación y miedo, ira y hostilidad, fobias específicas, pensamientos de
persecución y experiencias de psicosis.
Estas áreas se dividen en tres categorías generales: gravedad general,
presencia de síntomas y angustia causada por los síntomas. La fiabilidad de
las medidas del cuestionario para cada una de las nueve áreas y la gravedad
global es la siguiente: síntomas físicos (0,84), síntomas obsesivo-compulsivos
(0,80), sensibilidad hacia los demás (0,82), sentimientos de tristeza (0,88),
77
preocupación y miedo (0,83), ira y hostilidad (0,76), fobias específicas (0,69),
pensamientos de persecución (0,74), experiencias de psicosis (0,75) y
gravedad global (0,97). Para evaluar las variables del estudio se administraron
dos cuestionarios: el Maslach Burnout Inventory-es y el SCL-90-r Symptom
Inventory.
El Maslach Burnout Inventory es un cuestionario diseñado
específicamente para medir los sentimientos y pensamientos de un estudiante
en relación con sus actividades académicas. Ayuda a identificar tres
dimensiones del síndrome de burnout: agotamiento emocional, cinismo e
ineficacia. El cuestionario consta de 15 preguntas con una escala de medición
tipo Likert que va de 0 a 6 puntos. Estos puntos permiten clasificarlos en tres
niveles: alto, medio y bajo. La suma de las dimensiones dividida por el
número de dimensiones proporciona una clasificación general del
agotamiento, incluidas categorías como "sin agotamiento", "agotamiento
leve", "agotamiento moderado" y "agotamiento alto". El cuestionario
demostró un alfa de Cronbach de 0,73 para agotamiento emocional, 0,65 para
cinismo y 0,70 para ineficacia. Ha sido utilizado y validado previamente en
Colombia por Hederich y Knight (2016).
El respectivo aval se otorgó mediante certificación No. Rec-029-14, se
realizó una reunión con directores y docentes de los programas para explicar
los objetivos y aspectos éticos relacionados con la investigación.
Posteriormente, la aplicación de la investigación se llevó a cabo en las aulas
por parte de profesionales de la psicología de febrero a junio de 2016. La
investigación siguió los lineamientos éticos para la investigación con
humanos, tal como lo establecen la Declaración de Helsinki de la Asociación
de Medicina Mundial y la Ley 1090 del 6 de septiembre de 2006, emitida por
el Congreso de la República de Colombia. Solo los estudiantes que aceptaron
participar firmaron el consentimiento informado y se garantizó su
confidencialidad. También tenían derecho a optar por no participar o retirarse
del estudio en cualquier momento, y se les prometió la devolución de los
78
resultados. Una vez recolectada toda la información, se creó una base de
datos en el software SPSS 18® para organizar y procesar los datos.
Inicialmente, el primer paso consistió en realizar un análisis
descriptivo de las variables sociodemográficas de la población objeto de
estudio, además, se calculó la frecuencia del síndrome, categorizándolo en
diferentes niveles, incluida la ausencia del síndrome, el agotamiento leve, el
agotamiento moderado y el agotamiento alto. Posteriormente, los
investigadores examinaron las posibles relaciones entre cada manifestación
del síndrome de agotamiento y sus problemas de salud mental asociados
utilizando el coeficiente de correlación de Pearson.
Luego, los investigadores utilizaron una prueba ANOVA
unidireccional para comparar las posibles diferencias en los síntomas de
angustia psicológica y los niveles de gravedad del agotamiento, más adelante,
se desarrolló un modelo predictivo para obtener una comprensión más
profunda de las relaciones entre las variables, examinando específicamente el
impacto de las dimensiones del agotamiento en la gravedad general de la
salud mental utilizando regresiones múltiples. Para evaluar los resultados
obtenidos de todos los procedimientos estadísticos, se realizó un análisis post
hoc para determinar el tamaño del efecto y el poder estadístico.
Además, al examinar la correlación entre los síntomas de los
problemas de salud mental y las dimensiones del síndrome de desgaste
académico, se encontró que el agotamiento emocional mostró una relación
positiva y moderada, particularmente con las somatizaciones, obsesiones-
compulsiones, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad y psicoticismo.
Por otro lado, el cinismo mostró una correlación positiva y baja con todos los
síntomas, mientras que la ineficiencia mostró un patrón similar, excepto por
una correlación moderada con las obsesiones/compulsiones. Estos hallazgos
indican que un mayor nivel de agotamiento, cinismo e ineficacia se
corresponde con una mayor presencia de síntomas de problemas de salud
mental (Tabla 2.4). Mediante el uso de análisis descriptivo, se determinó que
el 21,1% (n = 43) de los estudiantes no presentaba desgaste académico,
79
mientras que el 78,9% restante (n = 161) presentaba síntomas del síndrome.
En concreto, el 40,7 % (n = 83) presentaba un nivel de burnout leve, el 30,9 %
(n = 63) se categorizaba como moderado, el 6,9 % (n = 14) presentaba un nivel
de burnout alto y solo el 0,5 % (n = 1) se identificaba como caso clínico.
Tabla 2.4
Correlaciones bivariadas entre las dimensiones de burnout y los síntomas
relacionados con problemas de salud mental.
Fuente: Marenco, Suárez, y Palacio, (2017)
Se observó que existían diferencias significativas en la
manifestación de síntomas de salud mental, según la gravedad del burnout
experimentado por los participantes. Para realizar este análisis, se utilizó la
prueba de ANOVA de una vía, utilizando como variable de agrupación el
nivel de gravedad del síndrome (que va de ausente a leve, moderado y alto).
Los resultados de este análisis se pueden encontrar en la Tabla 2, donde se
indica que existen diferencias estadísticamente significativas en todos los
síntomas evaluados. Además, el análisis post hoc reveló tamaños de efecto
elevados (particularmente entre niveles de agotamiento moderado y alto) y
poder estadístico para la mayoría de las variables, excepto Hostilidad y
Ansiedad fóbica, que mostraron tamaños de efecto pequeños.
80
Fuente: Marenco, Suárez, y Palacio, (2017)
Al examinar los coeficientes de regresión presentados en la Tabla
2.4, se puede observar que las variables predictoras tuvieron un efecto
positivo, lo que significa que los niveles más altos de Burnout e Ineficiencia
aumentaron significativamente la gravedad de las condiciones de salud
mental. Esto sugiere que el agotamiento académico, específicamente los
sentimientos de agotamiento e ineficacia, juega un papel crucial en el
desarrollo y la exacerbación de los problemas de salud mental. Los resultados
del análisis de regresión mostraron que el modelo final tuvo un valor de R2
de 0.313, lo que indica que las variables predictoras explicaron el 31,3% de la
varianza en la severidad de las manifestaciones psicológicas.
Este resultado fue estadísticamente significativo, como lo
demuestra la prueba ANOVA (F(3-200)=47.14, p=.001<.05). Además, el tamaño
del efecto del modelo se consideró grande (f2 = 0,44), lo que indica un
impacto sustancial de las variables predictoras en el resultado. Además, el
análisis mostró una baja probabilidad de cometer un error tipo II (1-β=1,0), lo
que sugiere un alto nivel de confianza en los resultados. Finalmente, para
profundizar en la exploración y el análisis de las relaciones entre las variables
objeto de estudio, se llevó a cabo un procedimiento de regresión múltiple.
81
Esto implicó utilizar las tres dimensiones del desgaste académico como
variables predictoras, mientras que el índice de gravedad general de las
manifestaciones psicológicas se consideró como variable dependiente.
Este índice tiene en cuenta el impacto general en la salud mental
de un individuo causado por la presencia de síntomas. Se crearon diferentes
modelos durante el análisis, con la decisión de excluir la dimensión Cinismo
debido a su capacidad limitada para predecir el resultado, el modelo final se
generó usando el método de ingreso de variables con un nivel de
significación de .5 para entrada y .1 para salida.
Tabla 2.5
Coeficientes de regresión para Severidad global empleando Agotamiento e Ineficacia como
predictoras
Fuente: Marenco, Suárez y Palacio (2017).
82
CAPÍTULO IV
DIMENSIONES DEL SÍNDROME DE BURNOUT
ACADÉMICO
El impacto de las diferentes dimensiones del síndrome de burnout
en los problemas de salud mental experimentados por un grupo de jóvenes
universitarios del Caribe colombiano. Este objetivo es importante porque el
síndrome de burnout se ha vuelto frecuente en varios contextos, incluido el
académico, debido a la mayor competencia y los cambios constantes en el
plan de estudios, lo que lleva a un estrés crónico prolongado. Comprender la
relación entre el agotamiento académico y la salud mental es crucial, ya que
puede tener implicaciones clínicas y afectar negativamente el rendimiento
académico. El estudio reveló correlaciones significativas entre los síntomas de
salud mental y las tres dimensiones del síndrome de burnout: agotamiento,
cinismo e ineficiencia; estos hallazgos resaltan la importancia de abordar el
agotamiento y su impacto en el bienestar mental entre los estudiantes
universitarios.
Vale la pena señalar que la literatura científica no suele diferenciar
entre los niveles de gravedad de los problemas de salud mental dentro del
síndrome de burnout. Sin embargo, el presente estudio reconoce la
importancia de realizar dicho análisis y encontró que todos los síntomas
relacionados con la salud mental variaban según el nivel de agotamiento
experimentado por los individuos. Específicamente, los individuos con
niveles moderados y altos de burnout exhibieron un mayor número de
síntomas, destacando la importancia clínica del burnout en sus niveles más
severos.
Por el contrario, las personas sin agotamiento mostraron menos
problemas de salud mental. Pepe-Nakamura et al. informaron hallazgos
similares. (2014) en un estudio realizado con estudiantes universitarios
83
brasileños. Descubrieron que los niveles más altos de agotamiento eran
directamente proporcionales a una mayor presencia de problemas de salud
mental. Además, el grupo de estudiantes con alto agotamiento emocional
informó problemas de salud mental más significativos en comparación con
aquellos con niveles bajos de agotamiento emocional. De manera similar, los
estudiantes con agotamiento emocional moderado exhibieron niveles más
altos de somatización, obsesión-compulsión y hostilidad en comparación con
los estudiantes con niveles bajos de agotamiento. Finalmente, los estudiantes
con altos niveles de despersonalización mostraron más síntomas en
comparación con aquellos con bajos niveles de despersonalización. En el nivel
moderado de despersonalización hubo mayor presencia de obsesión-
compulsión y hostilidad.
La presencia de problemas de salud mental, como obsesión-
compulsión, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad,
ansiedad fóbica, ideas paranoides y psicoticismo, se ha asociado fuertemente
con el burnout. Específicamente, el agotamiento de los síntomas de salud
mental muestra correlaciones particularmente fuertes, lo que sugiere que su
papel en la presencia de síntomas de agotamiento es significativo. Estos
hallazgos se alinean con estudios empíricos previos que han informado
consistentemente una clara asociación entre la salud mental y la probabilidad
de experimentar agotamiento.
Estos estudios han identificado que los síntomas somáticos, los
trastornos del comportamiento, la ansiedad y la depresión están
estrechamente relacionados con el agotamiento (Craiovan, 2014; Diestel y
Schmidt, 2010; Santes et al., 2004; Pepe-Nakamura et al., 2014). La presencia
de problemas de salud mental está fuertemente asociada con el agotamiento,
con niveles más altos de agotamiento que corresponden a síntomas más
significativos de problemas de salud mental. Este conocimiento es crucial
para comprender y abordar las implicaciones clínicas del agotamiento.
Es importante reconocer las limitaciones de este estudio y
considerar la incorporación de modelos predictivos más profundos en futuras
84
investigaciones. Estos modelos deberían establecer relaciones causales e
incluir variables como el apoyo social, la regulación emocional y el riesgo
suicida. Al obtener una mejor comprensión de la relación entre el
agotamiento y los síntomas de salud mental, se pueden implementar
intervenciones en niveles tempranos y moderados para minimizar el daño. La
hostilidad, las ideas paranoicas y el psicoticismo a menudo se asocian con un
bajo rendimiento académico. Se cree que estos síntomas de problemas de
salud mental pueden contribuir a un estado de desajuste psicológico
conocido como agotamiento académico.
Sin embargo, es importante señalar que este estado no debe
persistir por más de seis meses en estudiantes universitarios, siempre y
cuando se elimine el factor estresante. Si los síntomas de agotamiento y salud
mental continúan de forma crónica, pueden provocar un deterioro
significativo. Los estudios han demostrado que ciertos factores pueden
aumentar el riesgo de desarrollar agotamiento. Por ejemplo, una alta
exposición a comportamientos poco saludables como fumar y una dieta
deficiente pueden contribuir a la gravedad del agotamiento. Por ello, se
recomienda promover estilos de vida saludables e implementar estrategias de
regulación emocional en las intervenciones para el burnout en los
estudiantes, fortalecer las redes de apoyo y realizar actividad física puede
ayudar en la recuperación, especialmente cuando hay problemas de salud
mental.
4. Impacto del Burnout en el Desarrollo Profesional.
Desde las investigaciones de Freudenberger en la década de los 70,
quien fue pionero en considerar el burnout como un síndrome que se
presenta en individuos que dedican su profesión a ayudar a los demás,
particularmente aquellos que se esfuerzan por alcanzar metas difíciles. Sin
embargo, fueron Maslach y Jackson (1981) quienes acuñaron específicamente
el término “burnout” para referirse a un proceso gradual de pérdida de
motivación e interés por el trabajo, así como una disminución del sentido de
responsabilidad hacia el mismo, entre diversos profesionales.
85
Aunque este concepto ha sido ampliamente interpretado y traducido,
la definición que ha ganado mayor apoyo (e.g. inem e imme, 2016) es la
propuesta por Maslach (1982, p.2), que define el burnout como un “síndrome
de agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la realización
personal” que surge como respuesta a la tensión emocional crónica
experimentada en el lugar de trabajo al tratar con los demás. La
conceptualización del agotamiento de Maslach (1982), Maslach y Jackson
(1981) y otros identifica tres dimensiones del agotamiento.
Otro síntoma es una disminución en la realización de la propia valía y
habilidades como profesional. Esto puede conducir a una autoevaluación
negativa y una devaluación de las propias capacidades y del desempeño
laboral. Como resultado, puede haber una disminución de la competencia
profesional, la capacidad de lograr el éxito y una sensación general de logro
en el trabajo de uno; el agotamiento, tanto emocional como profesional,
puede ocurrir como resultado de las presiones y exigencias del lugar de
trabajo. Esto puede conducir a una disminución en la capacidad de un
individuo para continuar dando su mejor esfuerzo e incluso puede resultar
en un deseo de rendirse o darse por vencido por completo.
Este agotamiento puede manifestarse en una disminución en los
niveles de energía, un agotamiento de los recursos emocionales y un aumento
en el desgaste general de las habilidades profesionales. Un síntoma común de
este agotamiento es la despersonalización, que implica la aparición de
sentimientos y actitudes negativas hacia los demás. Esto puede manifestarse
como cinismo, una sensación de deshumanización o incluso una
insensibilización excesiva hacia las personas con las que se trabaja. El tema
del burnout en la educación superior no ha recibido tanta atención como
otras etapas de la educación, si bien se han realizado estudios sobre el
agotamiento en la educación primaria y secundaria, falta investigación sobre
el agotamiento en la educación superior.
Por lo tanto, el propósito de este estudio es proporcionar una
comprensión completa y actualizada del agotamiento en la educación
86
superior, el objetivo es abordar las siguientes preguntas de investigación y
proporcionar información sobre el fenómeno del agotamiento en este
contexto específico, además, las personas también pueden experimentar
niveles mínimos de despersonalización y agotamiento emocional. Realizamos
nuestro estudio sobre el desgaste profesional de los docentes en el ámbito
educativo, con un enfoque específico en la educación superior. Excluimos
combinaciones como "Condiciones de enseñanza" y "Educación superior" o
"Facultad universitaria" y "Educación superior" debido a la naturaleza amplia
de los resultados, la búsqueda inicial se realizó entre marzo y mayo de 2015
y en mayo de 2017 se realizó una revisión con fines de verificación.
4.1 Síndrome de Burnout y calidad de vida profesional y estilos de vida de
los profesores.
Desde que el modelo de Maslach fue introducido por primera vez por
Maslach y Leiter en 1997 y luego reconocido por la Organización Mundial de
la Salud en 2000, el síndrome de burnout (SB) ha ganado una amplia
aceptación dentro de la comunidad científica. De acuerdo con este modelo, el
SB se refiere a una forma inadecuada y desadaptativa de lidiar con el estrés
crónico, lo que finalmente resulta en sentimientos de agotamiento y desapego
del trabajo. Maslach y Jackson (1978) identificaron varios elementos clave que
componen el SB, incluida la presencia de síntomas disfóricos como fatiga
física y emocional, así como síntomas mentales o conductuales. Es importante
tener en cuenta que el agotamiento se produce específicamente en contextos
laborales y, por lo general, afecta a personas sin ninguna psicopatología
preexistente.
Además, las actitudes y comportamientos negativos asociados con el
agotamiento conducen en última instancia a un desempeño laboral deficiente
(Maslach, Leiter y Schaufeli, 2001), según el modelo de Maslach, el síndrome
de burnout (SB) se caracteriza por tres dimensiones de síntomas:
Agotamiento Emocional, Despersonalización o Cinismo, y Disminución del
Desempeño Personal o Falta de Realización Personal. Maslach, en 2009, citado
por Díaz y Gómez en 2016, identificó estas dimensiones.
87
La primera dimensión, Agotamiento Emocional, se refiere a las
personas que experimentan un agotamiento de los recursos y la energía, lo
que resulta en manifestaciones físicas y emocionales como irritabilidad,
ansiedad y cansancio. La segunda dimensión, Despersonalización o Cinismo,
se relaciona con el contexto interpersonal del SB e implica el desarrollo de
actitudes negativas e insensibilidad hacia colegas o clientes, lo que lleva a
conflictos y aislamiento. Esta dimensión es particularmente desafiante para
los profesionales en profesiones orientadas a la ayuda y el servicio, como la
enseñanza, ya que requieren conexión, contacto y empatía. La tercera
dimensión, Falta de Realización Personal, se enfoca en la autoevaluación de
los trabajadores, destacando su percepción de no lograr sus metas o sentirse
realizado en su trabajo. Esta dimensión engloba una tendencia a
autoevaluarse negativamente, lo que disminuye tanto el sentido de
competencia personal como el de progreso. Halbesleben y Buckley en 2004
respaldan aún más este entendimiento.
Según Gil-Monte (2011), el síndrome de burnout (SB) es una reacción
psicológica que ocurre como resultado de soportar estrés laboral crónico,
particularmente el estrés de naturaleza interpersonal y emocional. Este
síndrome se caracteriza por el deterioro cognitivo, que incluye una
disminución del entusiasmo por el trabajo, un sentimiento de desilusión o
falta de realización personal en el lugar de trabajo. Además, el síndrome de
burnout se caracteriza por la presencia de agotamiento emocional y físico, lo
que se traduce en un deterioro del estado afectivo. Esto puede manifestarse
en forma de actitudes y comportamientos negativos tanto hacia los clientes
como hacia la propia organización. Estos comportamientos negativos pueden
manifestarse a través de una sensación de indiferencia, frialdad o
distanciamiento y, en ocasiones, pueden ir acompañados de sentimientos de
culpa; este hecho ha sido enfatizado y llamado la atención.
4.2 Prevalencia de Burnout en Profesores.
Las investigaciones realizadas sobre el síndrome de burnout (SB) en la
población docente han identificado varios factores que comúnmente se
88
vinculan con su aparición, desarrollo y mantenimiento (Mancebo, 2016). Estos
estudios también han puesto de manifiesto el impacto y las consecuencias
que tiene sobre los docentes. Por ejemplo, el SB a menudo se asocia con la
manifestación de altos niveles de cansancio emocional y cinismo (Lourel &
Gueguen, 2007), fatiga física e irritabilidad (Quevedo-Aguado et al., 1999) y
síntomas somáticos (Matud, García, & Matud, 2002). La investigación en
curso respalda aún más estos hallazgos, lo que sugiere que el agotamiento
relacionado con la enseñanza está relacionado con la fatiga crónica, los
trastornos del sueño y la reducción de la resiliencia al estrés (Gluschkoff et al.,
2016).
También se relaciona con la disminución de la eficacia profesional
(Shoji et al., 2016), el desarrollo de síntomas ansiosos y depresivos (Szigeti,
Balázs, Bikfalvi, & Urbán, 2017), falta de compromiso (Mojsa-Kaja, Golonka,
& Marek, 2015), dificultades cognitivas (Bianchi, Verkuilen, Brisson,
Schonfeld, & Laurent, 2016), variaciones en la respuesta inmune de los
estudiantes y comportamiento problemas asociados con el agotamiento de
sus docentes (Oberle & Schonert-Reichl, 2016). Además, se ha encontrado que
el agotamiento emocional y la despersonalización de los docentes están
relacionados con la percepción de apoyo autónomo y la motivación de los
estudiantes (Shen et al., 2015).
Se han realizado investigaciones adicionales para examinar el
síndrome de burnout (SB) en la población de profesores universitarios, lo que
ha revelado una similitud significativa en los síntomas en comparación con
los profesores no universitarios (Campos & Saldanha de Lucena, 2017). Se ha
informado que la prevalencia de SB entre los profesores universitarios oscila
entre el 19,4 % (Palacios, Edilia y Montes, 2017) y el 51,8 % (Fajardo, Montejo,
Molano, Hernández y Quintero, 2013), lo que indica una ocurrencia
generalizada. Se ha observado que los hombres tienden a experimentar altos
niveles de EB y despersonalización, mientras que las mujeres suelen
enfrentarse al agotamiento emocional (Bustamante, Bustamante, González, &
Bustamante, 2016; González et al., 2015; Watts & Robertson, 2011).
89
Además, los investigadores también han explorado la relación entre el
BS y el nivel de compromiso laboral que exhiben los profesores universitarios
(de Chávez, Dellenira, Pando, Aranda, & Almeida, 2014). Además, se han
investigado diversas estrategias de afrontamiento empleadas por los
profesores para hacer frente al SB (Acosta & Burguillos, 2014). El estudio de
las variables cognitivas en relación con el síndrome de burnout en docentes
ha arrojado luz sobre la importancia de los procesos cognitivos
atribucionales, la eficacia personal y la percepción subjetiva del entorno
laboral.
Comprender estos factores puede proporcionar información valiosa
sobre el desarrollo y la gestión del agotamiento entre los educadores.
Además, se ha encontrado que la percepción de la eficacia personal está
estrechamente relacionada con las altas exigencias laborales y el estrés
relacionado con el trabajo (Arvidsson et al., 2016). La autopercepción
subjetiva del entorno laboral también juega un papel importante a la hora de
influir en la motivación laboral del docente, además de generar una mayor
activación autonómica y una mayor percepción de dificultad (Fernet et al.,
2015). Varias variables cognitivas han sido ampliamente investigadas en su
relación con la aparición y persistencia del síndrome de burnout (SB) entre los
docentes. Un aspecto particular que se ha enfatizado es el papel de los
procesos cognitivos atribucionales en la configuración de la percepción del
estrés crónico. Se ha encontrado que un mayor nivel de agotamiento se asocia
con percepciones más estables, generales y menos controlables de las causas
externas, mientras que un menor nivel de agotamiento se vincula con
percepciones de causas internas, intencionales y más controlables (Manassero
et al., 2005).
Los datos estadísticos de Chile también se alinean con esta
tendencia. Por ejemplo, la investigación indica que el 41,8% de los docentes
que buscaron asistencia médica fueron diagnosticados con estrés, mientras
que el 25,9% fueron diagnosticados con depresión. Adicionalmente, existen
porcentajes significativos de otros trastornos asociados a las consecuencias
90
del estrés crónico entre docentes en Chile (Ponce, 2002; Robalino y Korner,
2006). Estudios más recientes realizados por Ramírez y Zurita (2010) y
Jiménez, Jara y Miranda (2012) revelan que la prevalencia del síndrome de
burnout entre los docentes chilenos ha llegado al 40% y 60%,
respectivamente.
Estos hallazgos resaltan las preocupantes tasas de prevalencia del
síndrome de burnout entre los docentes latinoamericanos, particularmente en
Chile. Investigaciones realizadas en Chile también han dedicado su atención
a investigar la existencia de BS en ocupaciones específicas (Briones, 2007;
Olivares, Jélvez, Mena y Lavarello, 2013). Esto incluye profesiones de carácter
asistencial, como abogados, asistentes y trabajadores sociales, así como
profesionales que están expuestos a situaciones particularmente estresantes
(Santana y Farkas, 2007).
Además, algunos otros estudios han analizado qué tan común es
BS en diferentes tipos de organizaciones, como las privadas o las públicas.
También han tratado de entender más sobre BS en estas organizaciones
(Darrigrande et al., 2009) y han examinado su relación con el género (Ramírez
y Maturana, 2011). Adicionalmente, la investigación ha profundizado en
diversos aspectos relacionados con el EB, como las técnicas de afrontamiento
del estrés (Quass, 2006), la inclinación a desarrollar EB (Castillo y Alzamora,
2015), la validación de instrumentos psicométricos utilizados para evaluarlo
(Manso, 2006), la correlación del EB con la satisfacción laboral (Ramírez y
Zurita, 2011), y el impacto emocional derivado de las demandas laborales, la
autopercepción y la satisfacción del docente con su entorno laboral inmediato
(Avalos), Cavada, Pardo y Sotomayor, 2010).
La investigación sobre SB también ha explorado su relación con
otros factores relevantes, como la calidad de vida profesional (denominada
CVP). En cuanto a este concepto, diferentes perspectivas teóricas y
metodológicas utilizan términos intercambiables como calidad de vida en el
trabajo, calidad de vida laboral (CV) y vida profesional (CV) (Rosas, Preciado,
Plascencia, & Colunga, 2016). Estos términos hacen referencia a la percepción
91
que tiene el trabajador de sus necesidades personales (Gonzáles, Hidalgo
Salazar y Preciado, 2010). Las definiciones tradicionales de CVV las
consideran como la evaluación que hace un individuo de su trabajo,
englobando los procesos y cambios en las dinámicas organizacionales que
impactan al trabajador. Otro enfoque caracteriza la CVL midiendo la
satisfacción que el trabajo aporta al empleado (Segurado & Agulló, 2002).
La CVP implica diversos antecedentes y consecuencias, entre los
que se encuentran los objetivos y la realidad de la situación laboral, la
adaptación subjetiva del trabajador al puesto de trabajo, el posterior ajuste de
la persona a su puesto de trabajo y la experiencia subjetiva de bienestar en el
lugar de trabajo (Granados, 2011). Por lo tanto, el CVP se define como el nivel
de satisfacción personal y profesional experimentado en el desempeño
laboral y el ambiente de trabajo. En esta satisfacción influyen factores como la
gestión y dirección de la organización, las condiciones de trabajo, la
remuneración, la atracción por el puesto, el interés por las actividades
realizadas, el logro individual y de equipo, y las oportunidades de
autodesarrollo.
Incorpora condiciones y entornos de trabajo favorables que
protegen y promueven la satisfacción de los empleados a través de
recompensas, seguridad laboral y oportunidades de crecimiento personal
(Lau, 2000). Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la
sobrecarga de trabajo se identifica como uno de los principales factores
psicosociales que impactan significativamente en la salud y el bienestar de los
empleados (OIT, 1984). Además de sus efectos perjudiciales sobre la salud
física y mental de los trabajadores, la sobrecarga de trabajo también
constituye un importante factor de estrés psicológico.
Una extensa investigación ha revelado una fuerte correlación entre
una calidad de vida disminuida y la presencia de síntomas de estrés crónico
(García et al., 2014; Sharp, Donahoo et al., 2017). Estos estudios destacan las
consecuencias negativas que las demandas laborales excesivas pueden tener
en las personas, enfatizando la necesidad urgente de abordar y mitigar los
92
efectos perjudiciales de la sobrecarga de trabajo tanto en la salud de los
empleados como en su calidad de vida en general. Según la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) en 1984, la sobrecarga de trabajo es reconocida
como uno de los principales factores psicosociales que perjudican
significativamente el bienestar físico y mental de los empleados. Además,
sirve como una fuente importante de estrés psicológico. Numerosas
investigaciones han demostrado consistentemente una fuerte conexión entre
una calidad de vida disminuida y la presencia de síntomas de estrés crónico,
como lo demuestran los estudios realizados por García, González, Aldrete,
Acosta y León en 2014, así como por Sharp Donahoo, Siegrist y Garrett-
Wright en 2017.
4.3 Burnout en estudiantes de Ciencias de la Salud.
La educación universitaria juega un papel crucial en la
configuración de la vida profesional y productiva de las personas; esto es
particularmente evidente en las carreras de ciencias de la salud, que
requieren el desarrollo de competencias, habilidades y destrezas complejas
por su naturaleza sensible en el trato con el bienestar humano. Sin embargo,
la naturaleza exigente de estas carreras a menudo expone a los estudiantes a
diversos factores estresantes y eventos académicos que pueden generar altos
niveles de estrés y ansiedad.
En consecuencia, una parte importante de la población estudiantil
experimenta el síndrome de burnout, caracterizado por agotamiento físico y
mental. A la luz de estos desafíos, es crucial identificar y comprender los
signos y síntomas del agotamiento académico. Este conocimiento puede
ayudar a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas para minimizar
los factores estresantes y promover el bienestar de los estudiantes. Es
importante tener en cuenta que el control emocional juega un papel
importante en el manejo del estrés académico y el agotamiento. Teorías como
la inteligencia emocional, el aprendizaje significativo y el desarrollo de
habilidades cognitivas en la construcción del conocimiento contribuyen a la
capacidad de los estudiantes para regular sus emociones.
93
Además, la motivación y la toma de decisiones son vitales para
participar en actividades académicas, ya que impactan directamente en los
niveles de ansiedad y los posibles factores estresantes que pueden surgir. Al
examinar el burnout en estudiantes universitarios, especialmente en carreras
de ciencias de la salud, se evidencia que las exigencias académicas pueden
generar agotamiento, falta de energía, dificultades de concentración y una
actitud pesimista o cínica frente a sus tareas y actividades. Estas
manifestaciones, en última instancia, dificultan el logro de los estudiantes y el
rendimiento académico en general; el problema del agotamiento académico
entre los estudiantes universitarios, particularmente aquellos que siguen
carreras de ciencias de la salud, es una preocupación urgente.
Al reconocer los signos y síntomas del agotamiento e implementar
estrategias de afrontamiento adecuadas, podemos ayudar a los estudiantes a
alcanzar su máximo potencial mientras mantienen su bienestar. A medida que
la ciencia y la tecnología continúan avanzando, los estudiantes de educación
superior se enfrentan a un mundo cada vez más complejo. No solo deben
adquirir conocimientos, sino también desarrollar habilidades en la utilización
de recursos físicos, aprovechar el conocimiento cognitivo con habilidades
tecnológicas y exhibir las actitudes psicológicas necesarias para su función
educativa. Desafortunadamente, esta inmensa presión puede contribuir al
agotamiento en los estudiantes universitarios, ya que están constantemente
expuestos a estresores crónicos de diversos contextos, como el entorno social-
familiar y organizacional-académico, mientras que tienen recursos personales
limitados para enfrentarlos de manera efectiva.
Numerosos estudios de investigación se han llevado a cabo en
España y América Latina para explorar el problema del agotamiento
académico entre estudiantes universitarios, particularmente en el campo de la
salud. Un estudio notable realizado por Silva (2019) encontró que el 86,3% de
los participantes informaron haber experimentado niveles moderados de
estrés. Curiosamente, el estudio también reveló que el 40,4 % de los
participantes eran hombres mientras que el 59,6 % eran mujeres, lo que puede
94
atribuirse al hecho de que la enfermería es un campo dominado por mujeres.
Además, el estudio encontró que el 69,8% de los participantes solo estudiaba,
mientras que el 30,2% equilibraba los compromisos de trabajo y estudio. Estos
hallazgos sugieren que los niveles de estrés están estrechamente ligados a las
responsabilidades y demandas de los estudiantes, particularmente entre la
población femenina
La investigación realizada por Carvajal et al. (2020) sobre el
agotamiento físico y psíquico en estudiantes universitarios del área de
Ciencias de la Salud en la Escuela de Enfermería de la Universidad Central
del Ecuador, señala que la educación universitaria en el Ecuador se somete a
una evaluación continua para acreditar y categorizar los programas de
ciencias de la salud, con el objetivo de potenciar la formación académica. Sin
embargo, el estudio observó una prevalencia del 2,3% del síndrome de
desgaste académico en la población estudiantil.
Otro estudio realizado por Castillo (2018) se llevó a cabo en
Cartagena, Colombia, utilizando un método descriptivo transversal. Este
estudio involucró a 587 estudiantes y utilizó el inventario SISCO. La mayoría
de la población estudiantil, el 89,6%, estaba formada por mujeres. De este
grupo, el 90,8% informó experimentar preocupación o nerviosismo, mientras
que el 42% informó un nivel moderado de estrés. La principal fuente de estrés
fue identificada como la sobrecarga académica impuesta por las materias
teóricas y prácticas. Objetivo General: Realizar un estudio comparativo sobre
el burnout en estudiantes universitarios de ciencias de la salud, comparando
España y Latinoamérica entre los años 2018 y 2021. En determinadas
situaciones, las personas se enfrentan a una multitud de responsabilidades
relacionadas con su familia, estudios y trabajo, lo que se traduce en una
cantidad limitada de tiempo disponible para el descanso y las actividades de
ocio.
Además, los artículos seleccionados se centraron específicamente
en el burnout o agotamiento académico entre estudiantes universitarios del
campo de las ciencias de la salud en España y Latinoamérica, con un período
95
de publicación que va de 2018 a 2021. Con el fin de indagar en profundidad
sobre el tema del burnout o agotamiento físico y emocional, se realizó una
revisión exhaustiva, con especial atención al discurso de Domínguez (2016).
El trabajo de Domínguez brinda información valiosa sobre las demandas
académicas que enfrentan los estudiantes universitarios y cómo navegan los
efectos de estas demandas.
El objetivo principal de este estudio fue analizar los diversos
estresores que impactan en la comunidad estudiantil e identificar las
relaciones comunes entre ellos, así como determinar las consecuencias que
afectan el bienestar físico y mental de los estudiantes. Para lograr este objetivo
se empleó un método de investigación cualitativo, documental y descriptivo.
La revisión se basó en el análisis de cinco artículos científicos que describen e
interpretan experiencias relacionadas con el estrés académico entre
estudiantes universitarios del ámbito de las ciencias de la salud,
concretamente en España y Latinoamérica.
Se construyó una tabla para identificar las variables, dimensiones y
categorías que surgieron del análisis, lo que permitió comparar las
convergencias y divergencias entre los artículos. La información recopilada
fue luego utilizada para desarrollar matrices de comparación, destacando los
aspectos comunes encontrados en el discurso de los investigadores. Estas
matrices brindan información valiosa que puede informar las estrategias de
gestión y los mecanismos de afrontamiento para mitigar el agotamiento
académico entre los estudiantes. En el análisis de los artículos seleccionados
se consideraron diversos aspectos, entre ellos el contexto de la investigación,
autores, títulos, problematización, objetivos, métodos, conclusiones y
recomendaciones. Estos elementos se presentaron en formato de tabla o
matriz para facilitar el análisis comparativo. También se tuvo en cuenta la
calidad del documento, las credenciales académicas del (los) autor(es), la
contribución al campo de investigación actual y su relevancia para el tema del
estudio. Otros aspectos importantes considerados incluyen la originalidad,
96
las contribuciones al campo científico, la claridad y coherencia de las ideas, y
la relevancia y validez general de los hallazgos de la investigación.
Con el fin de comprender a fondo la literatura científica y el
conocimiento actual sobre un tema en particular, nos enfocamos en revisar
extensamente varios aspectos. Estos incluyen el marco conceptual, los
diferentes enfoques adoptados para abordar el problema, la extensión del
trabajo realizado, las preguntas de investigación planteadas, las metodologías
empleadas, las principales hipótesis formuladas, los resultados estadísticos
obtenidos y la metodología seguida a lo largo del proceso de investigación.
Además, también analizamos cuidadosamente los resultados, participamos
en discusiones sobre sus implicaciones, sacamos conclusiones basadas en los
hallazgos y brindamos comentarios finales sobre el asunto.
Posteriormente, se procedió a presentar cinco artículos que fueron
seleccionados para un estudio comparativo, que tuvo como objetivo
identificar factores emergentes significativos relacionados con el desgaste
académico. A través de este examen integral, nuestro objetivo era ofrecer
contribuciones valiosas que ayudarían a lidiar de manera efectiva con los
factores estresantes que impactan negativamente a la población estudiantil.
97
Tabla 2.6
Variables, Dimensiones, Categorías del Burnout en estudiantes de Ciencias de la
Salud.
98
99
Fuente: Balseca J., Armas, P., Estrada, J., y Reyes Castillo, J. (2022).
Se realizó una comparación para identificar los estresores comunes
que contribuyen al desgaste y explorar las estrategias empleadas para
abordar este problema. El objetivo de este análisis fue resaltar los mecanismos
de afrontamiento efectivos para superar el agotamiento en estudiantes
universitarios. A través de los métodos de investigación empleados, se
identificaron diversas dimensiones y categorías, todas las cuales compartían
el síndrome de burnout como elemento común; este síndrome se caracteriza
100
por agotamiento crónico, desapego mental y reducción de la eficacia
profesional, tal como lo define la Organización Mundial de la Salud.
El agotamiento es particularmente frecuente entre las personas que
trabajan en el servicio público, tienen interacciones frecuentes con otros y
enfrentan grandes cargas de trabajo o presiones académicas, como las
evaluaciones de los estudiantes. Cuando se trata de estudiantes
universitarios, el desgaste profesional se produce debido a la exposición
prolongada a estresores crónicos en su entorno social y familiar, así como en
su entorno académico. Los estudiantes universitarios que cursan carreras de
la salud experimentan con frecuencia agotamiento físico y mental, ya que las
exigencias del exceso de actividades académicas y el contexto social pueden
generar agotamiento, ineficiencia, pérdida de interés y bloqueos mentales en
situaciones de alta presión.
Además, el cinismo y la despersonalización pueden desarrollarse
como mecanismos de afrontamiento en respuesta a las abrumadoras
demandas del trabajo académico y los compromisos sociales. El agotamiento
emocional a menudo conduce al cinismo, que es una experiencia común entre
los estudiantes y algunos profesores universitarios. Los altos niveles de
cinismo pueden tener un impacto negativo en la productividad, ya que los
estudiantes pueden tener dificultades para alcanzar sus objetivos de
capacitación personal y experimentar una disminución en su rendimiento
académico.
101
Figura 2.1
El Burnout
Fuente: Balseca J., Armas, P., Estrada, J., y Reyes Castillo, J. (2022).
Otro aspecto importante destacado en los estudios es la naturaleza
del proceso de aprendizaje en profesiones de la salud como enfermería y
medicina. Estas disciplinas a menudo incluyen cursos que se enfocan en el
manejo de pacientes en condiciones críticas o con alto riesgo de mortalidad.
En consecuencia, los estudiantes deben aprender a regular sus emociones
para garantizar que puedan brindar un cuidado y atención óptimos a los
pacientes que atienden. La consolidación de competencias profesionales entre
los estudiantes de ciencias de la salud puede conducir, en ocasiones, al
desgaste profesional. Esta condición, también conocida como burnout, consta
de tres componentes: baja realización personal, baja despersonalización y
agotamiento emocional (Barreto y Salazar, 2020, p. 31). Varios estudios han
destacado que los estudiantes del área de la salud experimentan con
frecuencia agotamiento emocional, que se manifiesta a través de
consecuencias físicas y psicológicas.
102
Estas consecuencias incluyen el agotamiento sico, el cansancio
mental y el cansancio emocional, todos derivados de las presiones de las
exigencias académicas y problemas sociofamiliares. Curiosamente, muchas
de las investigaciones también indican que las mujeres son más propensas a
experimentar el síndrome de burnout. Esta vulnerabilidad se atribuye a la
carga emocional que les imponen los contextos académico, social y familiar.
Sin embargo, es importante señalar que esto es consecuencia de las exigencias
del trabajo académico, que impactan tanto en el bienestar físico como
psicológico de los estudiantes. Cuando los estudiantes no logran alcanzar sus
objetivos de entrenamiento personal, a menudo experimentan sentimientos
de frustración, lo que resulta en una pérdida de energía y entusiasmo por su
trabajo.
Esta es la razón por la que el agotamiento puede presentarse a
través de varios estados de ánimo, lo que puede tener un impacto negativo en
el control emocional y el bienestar mental, lo que en última instancia resulta
en una baja productividad académica entre los estudiantes. En el contexto
específico de las universidades públicas de Castilla y León, España, los
estudiantes enfrentan una enorme presión debido a las exigencias de sus
desafíos académicos y la necesidad de dedicar tiempo y esfuerzo para tener
éxito en su educación en enfermería.
Como resultado, se ha establecido una correlación entre diferentes
variables de estudio, revelando una conexión entre la gestión del tiempo, el
bienestar de los estudiantes y la reducción de los niveles de desgaste y
agotamiento. En Chile se enfatiza el rol de los docentes en la formación de los
estudiantes, con un enfoque en la creación de ambientes armoniosos que
fomenten la autonomía y la toma de decisiones. Se ha observado que el
burnout tiende a empeorar durante la etapa de práctica clínica, pero mejora
hacia el final de la carrera. Además, los propios docentes también pueden
experimentar agotamiento debido a la tensión entre la enseñanza y el cuidado
que surge de los desafíos de comunicación intergeneracional.
103
La comunicación efectiva y asertiva, junto con la retroalimentación
oportuna, es crucial para una comunicación y resultados de aprendizaje
óptimos para los estudiantes. De igual forma, en Ecuador, el síndrome de
burnout está influenciado por diversos factores dentro del ambiente
académico, particularmente dentro de la Escuela de Enfermería de la UCE. Es
fundamental identificar las principales manifestaciones del agotamiento físico
y mental para proponer estrategias de afrontamiento que puedan minimizar
la fatiga académica. Otro aspecto importante para considerar es la variable de
género, ya que las mujeres tienden a mostrar más determinación y
compromiso en el abordaje de las tareas académicas en comparación con los
hombres. Además, los factores internos como el control emocional, las
actitudes, la facilidad de aprendizaje y los estilos de pensamiento influyen
positivamente en el proceso general de aprendizaje.
En Colombia, el agotamiento emocional es un problema prevalente
entre los estudiantes universitarios, particularmente en el campo de las
ciencias de la salud. Por lo tanto, es crucial que los departamentos de
orientación y atención al estudiante intervengan y brinden asistencia a los
jóvenes en sus procesos de toma de decisiones, ayudándolos a administrar de
manera efectiva los recursos y optimizar su rendimiento académico. Por
último, en México, el estrés académico está íntimamente ligado a la
complejidad de las prácticas y trabajos de campo que los estudiantes deben
realizar. Esto destaca aún más la necesidad de sistemas y estrategias de apoyo
adecuados para aliviar la carga del estrés y prevenir el agotamiento entre los
estudiantes.
El fenómeno conocido como desgaste académico surge cuando no
se logran los propósitos formativos, lo que genera un sentimiento de
preocupación. Esto puede manifestarse de varias formas, como nerviosismo y
olvidos. En particular, se encontró que los niveles de agotamiento eran leves
entre los estudiantes de cuarto semestre, pero profundos entre los de octavo
semestre. Esto se evidenció en la presencia de estrés, ansiedad y depresión
entre algunos estudiantes, indicando una conexión entre las variables en
104
estudio. Este hecho podría atribuirse potencialmente a presiones derivadas de
factores económicos, familiares y sociales. En consecuencia, es imperativo
continuar investigando los factores y variables que contribuyen tanto a la
protección como al riesgo en relación con el desgaste académico.
Figura 2.2
Métodos y Hallazgos de la investigación
Fuente: Balseca J., Armas, P., Estrada, J., y Reyes Castillo, J. (2022).
Las consecuencias de estos factores, como se destaca en la investigación,
son numerosas. El estrés que experimentan los estudiantes puede provocar
agotamiento tanto físico como mental, así como una ansiedad incontrolable. Este
estrés también puede manifestarse físicamente, con síntomas como dolores de
cabeza, náuseas y dolores musculares; los estudiantes pueden experimentar
interrupciones en sus hábitos alimenticios, ya sea comiendo en exceso o
experimentando una pérdida de apetito; no es raro que los estudiantes se aíslen
socialmente, se depriman y, en algunos casos, incluso abandonen sus estudios por
completo.
105
Otra categoría que ha sido identificada como factor contribuyente al
burnout en estudiantes de ciencias de la salud es la presencia de causas comunes.
Una de esas causas es la abrumadora cantidad de actividades académicas que los
estudiantes deben completar. Además, la transición a las prácticas profesionales,
donde los estudiantes comienzan a interactuar con los pacientes y enfrentan
situaciones complejas, también puede contribuir al agotamiento; otro factor
significativo es la falta de tiempo dedicado al descanso y las constantes evaluaciones,
que muchas veces conducen a altos niveles de ansiedad.
Un descubrimiento notable es que la gran mayoría de los
estudiantes de enfermería son mujeres, y abordan la formación rigurosa
requerida para esta profesión con gran determinación y determinación, la
capacidad para hacer frente con eficacia a las demandas de la educación en
enfermería está directamente influenciada por la preparación académica de
los estudiantes. Quienes planifican bien sus estudios y disponen del tiempo y
los recursos necesarios experimentan menores niveles de estrés y presentan
mayores niveles de productividad académica. Además, el desarrollo de una
comunicación asertiva entre docentes y alumnos, así como entre los propios
alumnos, juega un papel importante. Cuando los estudiantes están bien
informados y comprenden las explicaciones de sus instructores, ayuda
mucho en la ejecución de las tareas prácticas y los prepara adecuadamente
para las evaluaciones teórico-prácticas.
106
Figura 2.3
Afrontamiento
Fuente: Balseca J., Armas, P., Estrada, J., y Reyes Castillo, J. (2022).
Los resultados indican que existe una fuerte correlación positiva
entre todas las dimensiones del compromiso de los estudiantes de
enfermería. Además, se observó que las mujeres tienden a tener menos
actitudes negativas en comparación con sus homólogos masculinos. Además,
los estudiantes que tienen altas expectativas personales y una autoevaluación
positiva también tienden a experimentar niveles más bajos de agotamiento.
Además, los resultados destacan el impacto positivo del compromiso en la
eficacia académica de los estudiantes, donde los niveles más altos de eficacia
académica se asocian con sentimientos reducidos de agotamiento y cinismo.
El estudio realizado en Chile brindó información valiosa sobre los
desafíos que enfrentan los docentes al lidiar con el agotamiento de los
estudiantes, así como las experiencias personales compartidas por algunos
docentes en el manejo de este problema. La calidad de la educación recibida
107
durante la escuela secundaria también juega un papel crucial, ya que se
encontró que los estudiantes que provienen de escuelas con estándares
educativos más altos se adaptan más fácilmente en comparación con aquellos
con dificultades de aprendizaje, que muestran niveles más altos de ansiedad.
El contexto social y cultural, así como las responsabilidades familiares y los
valores personales, pueden favorecer o dificultar el rendimiento académico.
De hecho, Osorio et al. (2020) se refieren al síndrome de burnout
como un problema social importante en la sociedad actual. La demanda de
habilidades y competencias en la fuerza laboral, junto con una intensa
competitividad, a menudo genera angustia y agotamiento físico y emocional,
lo que tiene un impacto negativo en la calidad de vida general de los
trabajadores. Para hacer frente con eficacia al agotamiento, la capacidad de
regular las emociones se vuelve crucial para los estudiantes.
Su capacidad para controlarse a mismos, manejar la presión y
tomar decisiones sin afectar negativamente a los demás es vital para su
progreso académico. Vale la pena señalar que el estado emocional influye
mucho en la productividad y el bienestar físico. En el caso de los estudiantes
de ciencias de la salud, el desarrollo de habilidades en el manejo del dolor
para futuros pacientes se vuelve de suma importancia. Múltiples estudios
muestran consistentemente que el estado emocional está estrechamente
relacionado con el agotamiento, el estrés académico y el agotamiento, todo lo
cual contribuye a la baja productividad y al bajo rendimiento entre los
estudiantes.
En cuanto a la dimensión sociodemográfica, existe una tendencia a
que las alumnas con estado civil soltera sean más susceptibles de
experimentar el síndrome de burnout. Sin embargo, es importante reconocer
que la mayoría de los estudiantes del área de la salud pueden verse afectados
por este síndrome, independientemente de su género o estado civil. Los
estudiantes en el campo de la salud a menudo experimentan agotamiento
emocional, que se caracteriza por consecuencias tanto físicas como
psicológicas.
108
Este agotamiento se manifiesta a través de sentimientos de
cansancio sico, desgaste mental y emocional, y puede ser atribuido a las
presiones de las exigencias académicas y problemas sociofamiliares. Como
resultado, esta situación tiene un impacto negativo en el bienestar físico y
mental de los estudiantes, lo que lleva a una disminución en el rendimiento
académico. Además, esta disminución del rendimiento también puede tener
repercusiones en el contexto social y familiar de la vida del alumno. Vale la
pena señalar que el burnout es particularmente común entre los estudiantes
que cursan cursos que involucran el manejo de pacientes en estado crítico o
con alto riesgo de mortalidad. La alta sensibilidad requerida en estos cursos a
menudo conduce a la angustia emocional, que a su vez provoca estrés y
agotamiento tanto físico como mental. Estos sentimientos de angustia
también pueden conducir a una sensación de tristeza y aislamiento, lo que
exacerba aún más los efectos negativos sobre el rendimiento académico.
Los estudiantes de enfermería, predominantemente mujeres, son
particularmente susceptibles de experimentar el síndrome de agotamiento
debido a la abrumadora tensión emocional que enfrentan en varios aspectos
de sus vidas, incluidas la academia, las interacciones sociales y la dinámica
familiar. Un estudio arrojó luz sobre los desafíos que enfrentan los docentes al
lidiar con el agotamiento de los estudiantes y proporcionó información
personal de estos educadores sobre sus encuentros con el agotamiento entre
los estudiantes.
Se hizo evidente que existe una correlación significativa entre el
estrés, la ansiedad y la depresión en relación con el agotamiento; los valores
personales, los antecedentes familiares y el entorno social pueden promover o
dificultar el rendimiento académico. Vale la pena señalar que, a diferencia de
otros estudios, se encontró que el burnout era más prevalente en hombres en
comparación con mujeres en el contexto chileno, mientras que los puntajes de
eficacia eran más bajos en hombres.
Además, la calidad de la educación secundaria recibida jugó un
papel crucial, ya que los estudiantes provenientes de escuelas con estándares
109
educativos más altos se adaptaron más fácilmente, mientras que aquellos con
dificultades de aprendizaje exhibieron niveles más altos de ansiedad. En el
contexto mexicano, existe variabilidad en cuanto a depresión y burnout,
siendo evidentes el estrés y el agotamiento físico y mental entre los
estudiantes de quinto y séptimo semestre. Se observaron niveles normales en
el tercer semestre, depresión leve en el séptimo semestre, depresión
moderada en el quinto semestre, depresión severa en el primer semestre y
depresión extremadamente severa en el quinto semestre. El estudio también
encontró una correlación entre el estrés, la ansiedad, la depresión y el
síndrome de agotamiento estudiantil.
En general, se evidenció que la mayoría de los estudiantes
universitarios no descansa lo suficiente, lo que impacta negativamente en su
desempeño laboral y académico, lo que a menudo genera agotamiento físico
y mental, somnolencia, falta de atención y aislamiento. En cuanto a los
mecanismos de afrontamiento, los resultados indicaron niveles de
compromiso positivos entre los estudiantes de enfermería, que abarcaron su
estado mental y actitud. Estas dimensiones del compromiso se
correlacionaron fuertemente con estrategias de afrontamiento positivas, y las
mujeres exhibieron menos actitudes negativas en comparación con los
hombres. De manera similar, los estudiantes con altas expectativas personales
y autoevaluación positiva informaron menos sentimientos de agotamiento.
Las relaciones entre el compromiso y el agotamiento subrayaron la influencia
positiva del compromiso en la eficacia académica, con una mayor eficiencia
académica que se traduce en menores niveles de agotamiento y cinismo, y un
mayor compromiso con la formación fomentando actitudes más positivas.
110
CONCLUSIÓN
Desarrollar resiliencia es crucial para prevenir y manejar el síndrome
de burnout. Se trata de desarrollar una gama de habilidades y estrategias
para promover el bienestar físico y emocional. Estos pueden incluir practicar
el cuidado personal, mantener límites saludables, buscar apoyo social,
adoptar mecanismos de afrontamiento positivos y cultivar una mentalidad de
crecimiento. Además, las organizaciones y los empleadores pueden
desempeñar un papel en el fomento de la resiliencia entre su fuerza laboral al
implementar políticas de apoyo, proporcionar recursos para el manejo del
estrés y promover un ambiente de trabajo saludable. La resiliencia, por otro
lado, es la capacidad de adaptarse y recuperarse de la adversidad.
Abarca la capacidad de hacer frente al estrés, recuperarse de
contratiempos y mantener una sensación de bienestar en situaciones difíciles.
Las personas resilientes poseen un conjunto de habilidades psicológicas,
emocionales y sociales que les permiten navegar con eficacia en tiempos
difíciles y mantener un estilo de vida equilibrado. Por otro lado, la resiliencia
puede actuar como factor protector frente al síndrome de burnout. Las
personas resilientes están mejor equipadas para manejar el estrés y mantener
un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal. Tienen un mayor
nivel de autoconciencia y es más probable que reconozcan los signos de
agotamiento desde el principio, lo que les permite tomar medidas proactivas
para prevenirlo, su capacidad para hacer frente con eficacia a los factores
estresantes y mantener una mentalidad positiva les ayuda a recuperarse más
rápidamente del agotamiento si se produce.
En conclusión, el síndrome de burnout y la resiliencia son conceptos
interconectados que impactan significativamente en el bienestar general de
las personas. Mientras que el síndrome de burnout puede agotar la
resiliencia, la resiliencia puede actuar como un factor protector contra el
burnout. Desarrollar resiliencia a través de diversas estrategias es esencial
111
para prevenir y gestionar el agotamiento, tanto a nivel individual como
organizacional. El síndrome de Burnout y la resiliencia son dos conceptos
interconectados que juegan un papel importante en el bienestar mental y
físico de las personas. El síndrome de Burnout se refiere a un estado de
agotamiento físico y emocional crónico causado por un estrés excesivo y
prolongado. Ocurre comúnmente en personas que están expuestas a entornos
de trabajo de alta presión o circunstancias personales exigentes. La relación
entre el síndrome de burnout y la resiliencia es compleja. Por un lado, el
síndrome de burnout puede disminuir la resiliencia de un individuo al agotar
sus recursos físicos y emocionales. El agotamiento crónico y el desapego
emocional asociado con el agotamiento pueden dificultar su capacidad para
hacer frente al estrés y recuperarse de los contratiempos, lo que dificulta que
se recuperen de la adversidad.
Además, las condiciones socioeconómicas predominantes en América Latina
también pueden contribuir al desarrollo del agotamiento. Muchos estudiantes
en esta región enfrentan dificultades financieras y pueden tener que trabajar a
tiempo parcial para mantenerse mientras estudian. Este estrés adicional de
equilibrar el trabajo y los estudios puede afectar su bienestar mental y físico,
aumentando su susceptibilidad al agotamiento. Además, la falta de sistemas
de apoyo y recursos para la salud mental en muchas universidades
latinoamericanas exacerba el riesgo de agotamiento. El acceso limitado a los
servicios de asesoramiento y la conciencia inadecuada de la importancia del
bienestar mental pueden hacer que los estudiantes se sientan aislados y
abrumados, lo que contribuye aún más al desarrollo del agotamiento.
Sin embargo, la resiliencia ha surgido como un potencial factor protector
contra el desgaste profesional entre los estudiantes universitarios de América
Latina. Desarrollar resiliencia implica desarrollar mecanismos y estrategias de
afrontamiento para manejar eficazmente el estrés y la adversidad. Esto puede
incluir fomentar redes de apoyo social, participar en actividades de cuidado
personal y cultivar una mentalidad positiva. La resiliencia entre los
estudiantes universitarios y la prevalencia del síndrome de burnout en los
112
países de América Latina se han convertido en importantes áreas de
preocupación en los últimos años. Esto se debe a la creciente presión y
exigencias académicas que enfrentan los estudiantes de esta región, lo que
muchas veces genera altos niveles de estrés y agotamiento. El concepto de
resiliencia se refiere a la capacidad de un individuo para recuperarse de la
adversidad y adaptarse a situaciones desafiantes, y ha ganado atención como
un factor de protección potencial contra el desarrollo del agotamiento.
Los estudiantes universitarios latinoamericanos son particularmente
vulnerables a experimentar burnout debido a varios factores. En primer
lugar, los sistemas educativos de muchos países de esta región ponen un
fuerte énfasis en el rendimiento académico y la competencia, lo que puede
generar una intensa presión sobre los estudiantes para que se desempeñen
bien. Esta presión a menudo proviene tanto de fuentes externas, como padres
y maestros, como de fuentes internas, ya que los estudiantes se esfuerzan por
cumplir con sus propias expectativas. Las instituciones educativas de
América Latina están comenzando a reconocer la importancia de promover la
resiliencia entre sus estudiantes. Algunas universidades han implementado
programas e iniciativas destinadas a desarrollar habilidades de resiliencia,
como talleres de manejo del estrés y campañas de concientización sobre salud
mental. Estos esfuerzos son cruciales para brindarles a los estudiantes las
herramientas y el apoyo que necesitan para enfrentar los desafíos de la vida
universitaria y reducir el riesgo de agotamiento.
La resiliencia entre los estudiantes universitarios y la prevalencia del
síndrome de burnout en América Latina durante tiempos de pandemia son
dos temas interconectados que merecen una mayor exploración y
comprensión. La capacidad de los estudiantes para recuperarse y adaptarse
frente a la adversidad, como la actual pandemia de COVID-19, puede tener
un impacto significativo en su salud mental y bienestar general. Por otro lado,
el síndrome de burnout, caracterizado por agotamiento emocional,
despersonalización y reducción de la realización personal, es una
preocupación creciente entre los estudiantes de América Latina,
113
particularmente exacerbada por los factores estresantes adicionales
provocados por las pandemias. El concepto de resiliencia se refiere a la
capacidad de un individuo para afrontar y recuperarse de situaciones
estresantes. Abarca aspectos psicológicos, emocionales y sociales que
contribuyen a la capacidad de un individuo para resistir y superar los
desafíos. En el contexto de los estudiantes universitarios, la resiliencia juega
un papel crucial en su rendimiento académico, salud mental y satisfacción
general con su experiencia universitaria.
Sin embargo, la pandemia de covid-19 ha planteado desafíos sin
precedentes para los estudiantes, incluidos cambios repentinos al aprendizaje
en línea, aislamiento social, incertidumbres financieras y temores sobre el
futuro. Estos factores estresantes pueden afectar significativamente los
niveles de resiliencia de los estudiantes y aumentar su vulnerabilidad al
síndrome de agotamiento. El síndrome de Burnout, a menudo denominado
como la "epidemia del lugar de trabajo moderno", se ha vuelto cada vez más
frecuente entre los estudiantes de América Latina. Se manifiesta como un
estado de agotamiento físico y emocional crónico, acompañado de una
sensación de desapego y reducción de la eficacia en el trabajo o los estudios.
Las exigencias de la vida universitaria, combinadas con presiones
externas, como las responsabilidades financieras y las expectativas sociales,
pueden contribuir al desarrollo del síndrome de burnout. Además, la
pandemia de covid-19 ha exacerbado aún más estos factores, creando una
tormenta perfecta para el aumento de las tasas de agotamiento entre los
estudiantes latinoamericanos. Comprender los factores que contribuyen a la
resiliencia y el agotamiento entre los estudiantes universitarios de América
Latina puede ayudar a informar las intervenciones y los sistemas de apoyo
para mitigar el impacto negativo de las pandemias. Factores como las redes
de apoyo social, el acceso a los recursos de salud mental, las prácticas de
autocuidado y el desarrollo de mecanismos de afrontamiento pueden influir
significativamente en los niveles de resiliencia de los estudiantes. Además,
abordar los problemas sistémicos, como la presión para tener éxito
114
académico, las limitaciones financieras y el estigma que rodea a la salud
mental, puede contribuir a prevenir el agotamiento y fomentar un entorno
universitario más saludable.
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De esta edición de Síndrome de burnout y la ideación suicida en
estudiantes universitarios latinoamericanos”, se terminó de editar en
la ciudad de Colonia del Sacramento en la República Oriental del
Uruguay el 17 de noviembre de 2025
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