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con ciertas reglas o métodos, aplicar ciertos conocimientos y repetir ciertos
conocimientos. Más bien, la educación debe buscar comprender las situaciones
multidimensionales que constituyen la práctica docente.
En este sentido, según Schön (1992), el desarrollo de la formación docente
está relacionado con la práctica reflexiva. Este enfoque hermenéutico (Elliot-
1993), a diferencia de otros modelos de formación docente, no deriva la práctica
de la teoría ni reduce la teoría a la práctica. Específicamente, en una perspectiva
más holística, la educación se basa en comprender la situación (Elliot-1993);
concepto que, bajo diferentes nombres, ha unido a las ciencias cognitivas en su
reciente desarrollo. De acuerdo con este principio, la práctica se basa en la
interpretación de situaciones presentadas como un todo, que no pueden
comprenderse adecuadamente sin resaltar las interpretaciones. Sin embargo, en
ningún momento estas interpretaciones se consideran objetivas, en el sentido de
la racionalidad instrumental, divorciadas de todos los prejuicios de las culturas
prácticas cotidianas. Según Tardiff (2004), para los docentes, la experiencia
laboral se convierte en una fuente privilegiada de su saber docente; Por otra
parte, su integración y participación en el día a día de la escuela y sus
compañeros también se manifiesta en los saberes y formas de ser colectivo, así
como en los saberes laborales polivalentes que comparten con sus compañeros,
especialmente en relación con los estudiantes y padres, así como actividades
educativas, materiales didácticos, programas educativos, entre otros.
En este sentido, la docencia como profesión se construye en torno a dos
dimensiones claramente diferenciables: por un lado, corresponde a un marco
sociocultural muy amplio, que impone sus propias exigencias a este trabajo; y,
por otro lado, también se refiere a los procesos individuales y biográficos que el
docente incluye en la construcción de su propia identidad.
En hermenéutica, el concepto de sesgo es una condición para comprender
la situación, porque cada interpretación está configurada por la cultura de la
práctica. En estas condiciones, los eventos educativos no pueden reducirse a
conferencias, donde se transmite información sobre teorías con la expectativa de
que se apliquen en contextos complejos de práctica; Desde esta perspectiva, la
relación entre comprender y actuar es interactiva, ya que la primera se desarrolla
a través de acciones realizadas en determinadas situaciones, y esas mismas