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porcentuales frente a 0,1 puntos porcentuales en 2018) y la baja contribución, del sector
construcción, agrícola, transporte y financiera al PIB.
Para el 16 de marzo de 2020 se impone una cuarentena obligatoria, que se prolongó hasta
el 30 de junio, observándose una caída económica sin precedentes en los últimos 100 años,
alcanzando el 39,9% en abril. En mayo se reanudó el trabajo en cuatro fases, con cierta
recuperación, la caída se ubica en 32,7% y en 18,1% en junio. Se espera que este cambio de
tendencia se consolide en el tercer trimestre, aunque el impacto negativo en el año completo será
significativo.
Por el lado de la demanda, se espera que las exportaciones disminuyan drásticamente
durante el año, impulsadas por una recesión global sincronizada. Además, la inversión privada,
que se caracteriza por la incertidumbre, y la inversión pública por la paralización de la industria
de la construcción también caerán con fuerza. El consumo privado también caerá fuertemente por
la caída del PIB y la pérdida temporal de ingresos de los trabajadores, que puede prolongarse en
el tiempo, creando una fuerza laboral informal adicional (más del 65%), revelando la destrucción
de empleo en la mayoría de los hogares sin seguridad social.
Además, una pequeña proporción de hogares cuyos ingresos se mantienen constantes y
cuyos ahorros se ven obligados a aumentar los convertirán permanentemente en ahorros
precautorios si su confianza decae. En este escenario, el gasto público sería el único componente
del crecimiento de la demanda y mitigaría el impacto negativo residual sobre la demanda
agregada. Los gastos anteriores se incrementarán para cubrir la reubicación de viviendas y la
necesidad de materiales y equipamiento sanitario. En los primeros cinco meses del año, todos los
sectores tuvieron una actividad económica negativa, excepto el agropecuario, que se vio apoyado
por el mercado interno y cuya contribución al PIB fue de 0,1 punto porcentual. La mayor
contribución negativa fue en servicios (6,0 puntos porcentuales), comercio (3,0 puntos
porcentuales), manufactura no primaria (2,8 puntos porcentuales), minería (2,6 puntos
porcentuales) y construcción (2,4 puntos porcentuales), por ser los más afectados por aislamiento
forzoso.
La economía se contrajo un 11,1 % en 2020, en comparación con un crecimiento del 2,2
% en 2019, debido a la recesión provocada por la pandemia, que empeoró las condiciones
internas, principalmente debido a interrupciones en la producción y una menor inversión y
consumo, y en menor medida, por la contracción económica de los socios comerciales. En
términos de demanda, tanto la demanda interna como la externa han caído fuertemente. En el
mercado local, el PIB se vio afectado negativamente por el consumo de los hogares (-5,7 puntos
porcentuales del PIB), la inversión privada (-2,4 puntos porcentuales) y la inversión pública (-1,0
puntos porcentuales). Sólo el consumo público tuvo una contribución positiva (1,0 puntos
porcentuales). En cuanto a los mercados internacionales, la contribución negativa de las
exportaciones (-5,1 puntos porcentuales del PIB) fue parcialmente compensada por la caída de las
importaciones (4,1 puntos porcentuales).